En el actual siglo, los teléfonos inteligentes han emergido como uno de los medios de comunicación más omnipresentes a nivel global. Lo que antes se limitaba principalmente a realizar llamadas ha evolucionado hacia una versátil herramienta que se asemeja a una computadora de bolsillo. Su presencia se ha vuelto casi indispensable para mantener una vida socialmente activa, gracias a una amplia gama de funciones adicionales. Los smartphones actuales no solo permiten realizar llamadas, sino que también ofrecen navegación web, comunicación instantánea a través de redes sociales, funciones de cámara y álbum fotográfico, visualización y creación de videoclips, además de facilitar actividades relacionadas con el trabajo y proporcionar entretenimiento mediante juegos, entre otras posibilidades.
Sin embargo, estudios recientes han arrojado luz sobre los efectos de la utilización de smartphones en el aprendizaje y la memoria, especialmente entre estudiantes universitarios. Se ha observado que la proximidad al teléfono puede afectar negativamente a la precisión de la memoria, siendo esta mayor cuando los jóvenes están separados de sus dispositivos, y menor cuando están cerca de ellos. La atención está dividida debido a la conducta de anticipación de llamadas o notificaciones, pudiendo resultar en distracciones breves pero significativas e interrumpiendo las tareas cognitivas en curso. Por otro lado, la dependencia excesiva de los smartphones también ha demostrado tener un impacto adverso en el estado de ánimo, con la separación del dispositivo generando sentimientos de ansiedad que a su vez pueden interferir con la capacidad de prestar atención a la información.
También se ha señalado que la presencia constante a la vista del teléfono móvil es una distracción. En estas situaciones, el cerebro tiende a estar alerta a la espera de nuevos mensajes, lo que puede llevar al «síndrome de vibración fantasma», que se caracteriza por la sensación errónea de recibir un mensaje cuando no es así, lo que lleva a la necesidad compulsiva de verificar el teléfono. Esta conducta de comprobación de las notificaciones genera distracción cognitiva y focaliza la mente en asuntos pendientes, lo que puede tener un carácter adictivo. Además, la atención fragmentada, que muestran personas que se dedican constantemente a sus teléfonos, puede agravarse aún más durante pausas o momentos de descanso.
Se estima que más del 90 % de los adultos hacen uso del teléfono móvil, mientras que en los jóvenes se sitúa entre un 50 y un 75 %, dependiendo del país. En la era de las redes, los teléfonos móviles se han convertido en elementos fundamentales tanto para la vida social como profesional, ya que entre otras funciones se han convertido en herramientas indispensables para organizar actividades con amigos o colegas, realizar compras, mantener conversaciones, enviar mensajes tanto escritos como de voz, interactuar con familiares y amigos, e incluso para la navegación en lugares desconocidos.
Aunque, la mayoría de los usuarios consideran que los teléfonos son valiosos ya que facilitan una mayor conexión social, proporcionan recordatorios cognitivos y brindan confort emocional, es importante señalar que el uso excesivo del teléfono móvil puede tener efectos negativos en el bienestar social y psicológico, pudiendo incrementar la ansiedad, perturbar el sueño y reducir las interacciones interpersonales.
Existe una preocupación creciente sobre el uso inadecuado del teléfono, particularmente el uso excesivo que puede llevar a la adicción o dependencia. Se estima que hasta un 30 % de los adolescentes padecen de adicción al teléfono móvil. Esta adicción se asocia estrechamente con aspectos psicológicos individuales, convirtiéndose en un factor de riesgo significativo para la salud mental al aumentar la ansiedad, perturbar el sueño, disminuir el rendimiento académico e incluso provocar problemas de conducta, como la irritabilidad y la agresión.
En el campo del deterioro cognitivo, existen pocos estudios, desconociéndose si la utilización del teléfono móvil supone un riesgo para el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Un estudio poblacional reciente, en el que se evaluó el deterioro cognitivo en personas mayores de 60 años en relación con el uso de teléfono móvil, nos muestra las primeras tendencias demográficas. Principalmente, se encontró que los hombres de edades más jóvenes (60-65) que vivían en zonas urbanas y en entornos familiares y que tenían niveles más altos de educación, eran quienes más los utilizaban. En cuanto al deterioro cognitivo, se registró un índice global del 8.9 %. Sin embargo, se destacó que las mujeres mostraron una prevalencia más alta de deterioro cognitivo (11.1 %) en comparación con los hombres (6.6 %).
La tasa de deterioro cognitivo variaba significativamente entre los usuarios y no usuarios de teléfonos móviles, siendo del 17.8 % en los no usuarios, mientras que en los usuarios de teléfonos básicos (que permiten llamadas y mensajes de texto) era del 5.0 % y del 1.4 % en los de teléfonos inteligentes (que ofrecen funciones más avanzadas para multimedia e Internet).
Los autores sugieren que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, como los teléfonos móviles, podrían beneficiar a las personas mayores al proporcionarles oportunidades para entrenamiento cognitivo, aprendizaje y participación en actividades diarias, lo que podría contribuir a prevenir el deterioro cognitivo y mantener la memoria mediante el aumento de la actividad mental y una mayor participación en la vida diaria. No obstante, también advierten que la muestra podría tener alguna desviación, ya que las personas mayores con un mayor deterioro cognitivo podrían estar menos motivadas para utilizar teléfonos inteligentes o participar en actividades tecnológicas.
Existe otra investigación reciente realizada en personas de edad avanzada que residían en residencias de ancianos y no sufrían enfermedades graves, que evaluó el impacto del uso de dispositivos móviles en la función cognitiva y los síntomas depresivos. Los resultados mostraron que los usuarios de dispositivos móviles tenían mejores habilidades cognitivas en comparación con los no usuarios, asociándose a una mejor atención, lenguaje, abstracción, memoria, habilidades visoespaciales y funciones ejecutivas. También se observaron menos síntomas depresivos en los usuarios.
Los investigadores respaldaron el uso de dispositivos móviles entre las personas mayores, ya que permitía fortalecer los lazos familiares y sociales al mejorar la conexión, lo que a su vez puede contribuir a mejorar la función cognitiva. Los investigadores destacan el potencial beneficioso del teléfono móvil en el contexto del envejecimiento, y resaltan su papel en la promoción del bienestar emocional y cognitivo en esta población.
Todavía es temprano, para determinar con precisión, cómo afectará el uso del teléfono móvil a la cognición a largo plazo, especialmente en relación con el desarrollo del deterioro cognitivo y la enfermedad de Alzheimer. Pero existen evidencias que sugieren que el uso de teléfonos inteligentes puede afectar negativamente a las capacidades de atención sostenida, observándose una disminución en el aprendizaje entre estudiantes adictos al teléfono. Y aunque hay pruebas claras de que existe una afectación inmediata en algunas tareas cognitivas, muchas de estas otras interacciones no han sido estudiadas suficientemente, especialmente a largo plazo.
Destacamos cómo investigaciones recientes que han evaluado diferentes interacciones con los teléfonos inteligentes, como la capacidad de tomar fotografías (recuerdos), compartir en redes sociales y viajes (revisar literatura, estudiar)…, respaldan que puedan tener efectos positivos en la memoria. La opinión generalizada es que los teléfonos móviles ofrecen beneficios potenciales para el rendimiento cognitivo, aunque se necesita seguir investigando para comprender mejor cualquier otro impacto negativo en la salud a largo plazo.
Es fundamental continuar explorando las distintas funciones del teléfono móvil sobre las diferentes áreas cognitivas para obtener una comprensión más completa de cómo el uso de la tecnología móvil afecta la función cognitiva y la salud mental en general.
Dr. Secundino López Pousa
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