La canela es una de las especias más utilizadas en todo el mundo en la cocina popular. Su uso también ha sido aplicado en la medicina tradicional y en la actualidad, todavía en algunos países, sigue considerándose como un remedio.
La canela se extrae de la corteza de un árbol conocido como canelo, al que se le extraen las ramas y los tallos. Este árbol es de hoja perenne, original de Sri Lanka, aunque se cultiva con variedades diferentes en otros países como China, Indonesia, Vietnam y Madagascar, entre otros. De él solo se aprovecha, como especia, la corteza interna de la cual se obtiene la canela, tras pelar o frotar las ramas.
Generalmente se comercializa en barritas o en polvo, las primeras son fragmentos del pelado que una vez que se han puesto al sol adquieren tanto su forma habitual (enrollada) como su color característico (marrón claro). La canela de Sri Lanka se considera la mejor, es más clara y con un olor más agradable que la canela de China, de color más oscuro y sabor ligeramente amargo.
Habitualmente se utiliza para condimentar las comidas o dar sabor a las bebidas tanto alcohólicas como no alcohólicas (infusiones, té, licores). Las infusiones y tinturas de canela también se han empleado ampliamente en la medicina tradicional.
La canela contiene un aceite esencial, proteínas, vitaminas del grupo B (B1, B6, B9, B12), vitamina C y A, minerales (hierro, calcio, magnesio, zinc, potasio, selenio, entre otros), fenoles y aldehídos.
Existe documentación sobre la aplicación de la canela por los egipcios en la prevención de las epidemias y también, durante el proceso de momificación de los faraones, como bactericida y antifúngica. Los árabes, los griegos y los romanos la consumieron por su efecto estimulante. A lo largo de la historia y en diferentes culturas, se ha seguido utilizando para tratar o prevenir diferentes alteraciones de la salud como procesos intestinales (para la prevención de gastritis, úlceras gástricas y duodenales, formación de gases), pulmonares (expectorante), diabetes (reguladora de la secreción de insulina) y como antibacteriana y antifúngica.
A nivel experimental, se ha observado que la canela tiene un importante efecto antioxidante, eliminando los radicales libres. Además, presenta efectos antidiabéticos con un mecanismo de acción similar a la insulina. Se ha señalado que lentifica la absorción intestinal de lípidos por su elevada concentración en fibras, reduciéndolos en la sangre.
En animales de experimentación predispuestos a sufrir la enfermedad de Alzheimer, se ha demostrado que los extractos de canela inhibían la formación de β-amiloide, la agregación de la proteína tau y reducían el número de placas seniles, mejorando la cognición. Estudios recientes, realizados en animales a los que se les provoca un traumatismo cerebral, han mostrado que aquellos a los que se les trataba con canela, mostraban una disminución importante en el volumen de la lesión, un menor edema, y reducción de la inflamación y de la lesión oxidativa, lo que refuerza y demuestra su acción neuroprotectora.
Es en el año 2011 cuando empieza a considerarse la aplicación de la canela en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer, al haberse observado que, en animales de experimentación, los extractos de corteza de canela reducían tanto la formación como el depósito de β-amiloide, disminuyendo el deterioro cognitivo. El beneficio fue atribuido a los flavanoles (sobre todo a las procianidinas y cinamaldehídos), responsables de reducir la antiagregación y la toxicidad del péptido β-amiloide, y las alteraciones de la proteína tau, supuestamente causantes de la enfermedad de Alzheimer.
Podemos concluir, que la mayoría de los estudios realizados en animales de experimentación han resaltado el poder de la canela en la reducción del estrés oxidativo, de la formación de placas y de ovillos neurofibrilares y de la muerte neuronal.
A nivel clínico, los resultados no son tan concluyentes, existiendo algún estudio, realizado en personas con deterioro cognitivo, en los que su uso mejoraba significativamente la función cognitiva (memoria y aprendizaje), pero en otras investigaciones no se han hallado beneficios.
Es probable, sobre todo si tenemos en cuenta los resultados observados en animales de experimentación, que el consumo continuado de canela pueda ser eficaz en la prevención y en el control evolutivo de las enfermedades neurodegenerativas, y entre ellas, la enfermedad de Alzheimer. Se espera que en estudios futuros se pueda demostrar su utilidad en la prevención del deterioro cognitivo, siendo necesario continuar investigando tanto la canela como alguno de sus metanolitos más activos.
Dr. Secundino López Pousa
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