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Rincón del experto

Ideación suicida en el alzhéimer

Down.

Desesperación (imagen decorativa)

© iStock.com/Geber86

¿Predispone la enfermedad de Alzheimer a la aparición de ideas de suicidio?

En los últimos meses, los medios de comunicación han hecho referencia al incremento y agravamiento de las enfermedades relacionadas con la salud mental, en relación a la pandemia causada por el coronavirus (COVID-19), señalando un aumento de la angustia y sintomatología ansiosa, así como un incremento de los episodios depresivos. También se ha observado un mayor consumo de bebidas alcohólicas y tabaco, y un aumento en las ventas de fármacos ansiolíticos y antidepresivos. La concurrencia de estos factores ha sido relacionada con el riesgo de presentar pensamientos o deseos de querer morirse o quitarse la vida, y de ahí el esfuerzo de las autoridades en proponer medidas que ayuden a evitar el estrés, la ansiedad, los temores y la soledad.

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La Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, conjuntamente con la Organización Mundial de la Salud, recuerdan cada 10 de septiembre, día mundial de la prevención del suicidio, la relevancia de este proceso, y hacen hincapié sobre la necesidad de apoyar a los profesionales de la salud mental y psicosocial para que planifiquen y desarrollen estrategias dirigidas a disminuir el riesgo de sufrir cuadros clínicos o situaciones que generen la tentativa suicida, tanto en la población general como en las poblaciones de riesgo. Preocupados por esta situación, la pregunta que nos hacemos es si las personas que padecen la enfermedad de Alzheimer pueden ser consideradas vulnerables en este sentido y, de serlo, cuáles deberían ser las medidas a adoptar para prevenirlo.

Diferentes estudios a nivel mundial han señalado que un 9.2 % de la población ha tenido ideación suicida, y durante la pandemia del COVID-19 este pensamiento se ha incrementado, relacionándose con una variedad de factores entre los que destacamos la ansiedad, el insomnio, el aislamiento, la soledad, la sensación de pérdida de control, las dificultades económicas, la presión laboral, la pérdida del trabajo, y también el sentimiento de desesperanza e impotencia al enfrentarse a la sensación de aislamiento que han supuesto las medidas sociosanitarias impuestas para el control de la expansión de la pandemia.

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La muerte por suicidio a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud, se sitúa alrededor de 1 persona por 10 000 habitantes, con ligeras variaciones entre los diferentes países y las diferentes edades, incrementándose hasta un 13.5 por 10 000 habitantes en la población de 65 o más años, siendo la población más vulnerable la que sufre enfermedades psiquiátricas y, de ellas, la que padece depresión.

En personas que padecen demencia la prevalencia de conductas suicidas es baja, menos del 1 %. Las dificultades que estas personas tienen en las funciones ejecutivas, sobre todo a la hora de planificar las actividades y ponerlas en marcha, unido a la mayor supervisión por parte de los cuidadores, repercuten en esta baja incidencia. Sin embargo, el riesgo aumenta en aquellos que, a raíz del deterioro cognitivo, abandonan las relaciones psicosociales o sufren discapacidad.

Es al inicio de la enfermedad cuando los pacientes sufren los síntomas neuropsiquiátricos como ansiedad, depresión mayor, delirios, irritabilidad, alucinaciones y agitación, y cuando tienen el mayor riesgo de presentar ideas suicidas, al igual que le ocurre a las personas que sufren otros procesos neurodegenerativos de aparición temprana.

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En la enfermedad de Alzheimer, la ideación suicida difiere según la variante de la enfermedad, genética (aproximadamente el 2-3 % de los casos) o las formas esporádicas (97-98 % de los casos). Recientemente se ha publicado un estudio que señala que la ideación suicida es más frecuente en aquellas personas que tienen la posibilidad de heredar el gen de la enfermedad de Alzheimer, alcanzando una prevalencia de 14.2 %, manifestándose este pensamiento cuando todavía no han desarrollado las alteraciones cognitivas, y sobre todo si muestran síntomas depresivos. Este alto porcentaje es significativamente más elevado que en la población general, que se sitúa alrededor del 9.2 %. En el estudio, los investigadores destacan que a pesar que la persona conozca que no es portadora de la mutación, este hecho no disminuye el riesgo de ideación suicida. Sin embargo, en los que sí son portadores del gen, se ha observado un aumento del riesgo de suicidio en los meses siguientes a haber sido informados de la posibilidad de que desarrollen demencia.

La ideación suicida y el suicidio es más elevado en pacientes diagnosticados de demencia de presentación esporádica, en etapas preseniles o al inicio de la senilidad, entre los 50 a 69 años, siendo el riesgo mayor en mujeres y en personas con trastorno del estado de ánimo. A partir de esta edad el riesgo de ideación suicida disminuye, siendo los seis primeros meses después del diagnóstico el momento de mayor incidencia, aunque existen casos de suicidio en los años posteriores. Estudios de seguimeinto a largo plazo en adultos mayores han mostrado que la población con demencia presentaba un riesgo de suicidio tres veces superior a la de los adultos sin demencia.

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Es de vital importancia cuidar y planificar cómo realizar el diagnóstico de demencia, y sobre todo cómo explicarlo a la persona que sufre esta enfermedad. Recibir esta información puede generar ansiedad y estrés y puede incrementar el riesgo de suicidio, de ahí la importancia de adoptar medidas preventivas que ayuden a reducir la ansiedad, y de este modo controlar o subyugar el pensamiento suicida, surgido inmediatamente después de recibir el diagnóstico. Se ha de ser especialmente cuidadoso en los pacientes que sufran enfermedades crónicas y discapacidades graves, siendo muy importante que este proceso se realice en una entrevista prolongada, que permita a la persona por un lado expresar sus preocupaciones, pero también ofrecer aquellas ayudas inmediatas y futuras que garanticen una atención continuada para que el paciente sea capaz de aceptar y lidiar con los retos que presenta el trastorno.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que el suicidio es una muerte prevenible, y que para ello se requieren una intervención y un tratamiento adecuados. Por ello lo primero que debemos de tener presente es cuál es la población de mayor riesgo, para poder dedicarles cuidados especiales. A partir de los estudios y publicaciones en torno a este tema, sabemos que son los varones (los hombres tienen una tasa de suicidio mayor que las mujeres), las persones con dificultades para realizar las actividades de la vida diaria (mayor dificultad para la actividades de la vida diaria conlleva una tasa de suicidio más elevada), las que sufren deterioro cognitivo leve (mayor riesgo en fases tempranas de la enfermedad, la gravedad disminuye el riesgo), los que no tienen un cuidador (los cuidadores profesionales disminuyen el riesgo respecto o los cuidadores familiares o conocidos).

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En general, para la prevención del suicidio, se hace hincapié en que el método más eficaz es la retirada del alcance de las personas en riesgo tanto de sustancias tóxicas como de objetos que puedan favorecer el suicido.

Son necesarias políticas de Salud y servicios médicos eficaces, siendo de suma importancia los programas psicosociales comunitarios liderados por profesionales de la Salud. Estos programas han de ir dirigidos a los profesionales de la Atención Primaria, potenciando la detección y modificando los factores determinantes de la ideación suicida. Como un principio general para la prevención es fundamental facilitar que las personas en riesgo tengan un acceso fácil a la Atención Primaria y a los centros de salud mental, y fomentar actividades que favorezca las relaciones familiares y sociales en el entorno comunitario en el que viven.

Dr. Secundino López Pousa

Cómo citar esta página:

López Pousa S, Lombardía Fernández C. El rincón del experto: Ideación suicida en el alzhéimer [en línea]. Circunvalación del Hipocampo, enero 2022 [Consulta: 20 de abril de 2024]. Disponible en: https://www.hipocampo.org/rincon-del-experto/ExpertCase0030.asp.

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Última actualización de esta página: 15-1-2022.
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Última actualización en el sitio web: 20 de abril de 2024
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