El magnesio, al igual que el calcio, el sodio y el potasio, es un mineral esencial y, como todos ellos, fundamental para el desarrollo de la actividad metabólica de nuestro cuerpo, ya que facilitan la conducción nerviosa y favorecen la actividad muscular, jugando un importante papel en la producción de energía por parte del organismo.
El magnesio es el cuarto mineral más abundante en el cuerpo humano. Es imprescindible a la hora de mantener la actividad muscular y nerviosa, el ritmo cardiaco, la presión arterial, los niveles de glucosa y el sistema inmune activo.
Los seres humanos necesitamos diariamente unos 3.6 mg de magnesio por kg de peso. La mayor parte la obtenemos a partir de la dieta, que suele proporcionarnos entre 300 y 350 miligramos, de los cuales nuestro organismo absorbe la tercera parte, eliminándose el resto con las heces. En épocas de la vida como la adolescencia, el embarazo o la lactancia debe consumirse un suplemento de magnesio, al igual que si se sufren enfermedades intestinales que afectan a la absorción.
Consumimos magnesio fundamentalmente cuando ingerimos vegetales verdes, frutos secos leguminosos, legumbres frescas y casi todas las semillas (las almendras y los cacahuetes contienen 250 mg/100 gramos y los garbanzos, judías blancas, avellanas, guisantes, pistachos y nueces alrededor de 150 mg/100 gramos). En menor cantidad aparece el magnesio en alimentos de origen animal, como los pescados (merluza, dorada, besugo y salmonetes) que contienen 25 mg/100 gramos y el marisco (langosta, bogavante, cigala, langostinos y gambas) unos 35-50 mg/100 gramos. La leche y otros productos lácteos contienen cantidades moderadas de este mineral. Sin embargo, alimentos como la carne y algunas frutas (naranjas, manzanas y plátanos) son pobres en magnesio.
La deficiencia de magnesio provoca numerosas molestias neurológicas que generalmente se presentan a nivel muscular (espasmos, debilidad muscular, calambres), aunque también produce síntomas más generales como la anorexia, náuseas o decaimiento. En situaciones de déficit severo pueden observarse en personas diabéticas úlceras de los pies.
Una causa de hipomagnesemia (déficit de magnesio) es el padecer enfermedades que conllevan una mala absorción intestinal, como ocurre en el hipertiroidismo, la pancreatitis, la diabetes, algunas enfermedades renales, los trastornos de las glándulas paratiroideas y el raquitismo, al igual que en los tratamientos con fármacos diuréticos.
En diferentes investigaciones realizadas en animales de laboratorio, a los que se les sometía a una hipomagnesemia sostenida, se observaba una disminución de la memoria.
Aunque existen varios estudios realizados en personas que sufrían enfermedad de Alzheimer donde se detectaban niveles de magnesio disminuidos tanto a nivel cerebral como a nivel sanguíneo, no se ha podido establecer con certeza que estos hallazgos puedan provocar o agravar la enfermedad.
Se ha sugerido, por todo ello, que el magnesio podría tener un efecto neuroprotector, sobre todo en las fases iniciales de la enfermedad de Alzheimer, y que el mantenimiento en niveles adecuados puede disminuir el riesgo de deterioro cognitivo en la enfermedad.
En población general se ha observado que una mayor ingesta de magnesio se relaciona con un menor riesgo de desarrollar deterioro y trastornos cognitivos leves, y que cuando el consumo es elevado existe una menor predisposición para desarrollar demencia tanto vascular como de la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, una vez que ya está diagnosticada la demencia es posible que no exista dicho efecto protector. En este sentido, los estudios muestran que cuando las personas padecen una demencia de cualquier causa, el deterioro es rápido independientemente de que los niveles de magnesio sean altos o bajos.
Por ello es muy importante que realicemos un consumo adecuado de magnesio, no solo por su posible efecto protector para evitar el desarrollo de demencia de Alzheimer o vascular, sino que también para el beneficio de nuestra salud, ya que este mineral permite un desarrollo más eficiente de nuestros huesos, regulariza la activad cardiaca y protege el sistema cerebrovascular, mejorando la actividad muscular y disminuyendo el riesgo de sufrir estrés, depresión y ansiedad.
En aquellas personas que tengan dificultades para concentrarse, estén inquietas e irritables, y además perciban la sensación de tensión muscular, debemos tener presente la posibilidad de una deficiencia de magnesio.
Dr. Secundino López Pousa
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