A la mayoría de las personas que han consultado a su médico de familia o neurólogo por sufrir un deterioro cognitivo se les ha recomendado, tanto como medida preventiva como para enlentecer la evolución del proceso, entre otras cosas, la realización de actividades artísticas como el dibujo, la pintura, el baile y la lectura. Y aunque parece que estas son una moda, sin embargo, desde hace muchos años han sido recomendadas por distintos especialistas: psiquiatras, psicólogos o neurólogos. El objetivo que querían conseguir estos profesionales de la salud era la rehabilitación de distintas áreas cerebrales.
Aunque el diccionario de la Real Academia Española no recoge la palabra arteterapia, sí que trata ambas palabras separadamente. Así, el arte se define como la «manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros», y el vocablo terapia es utilizado para describir «tratamiento destinado a solucionar problemas psicológicos». Si unificamos ambos conceptos, podríamos definir la arteterapia como el «tratamiento destinado a solucionar problemas psicológicos mediante la utilización de recursos plásticos, lingüísticos o sonoros».
La Asociación Británica de Terapeutas Artísticos la describe como: «una forma de psicoterapia que utiliza los medios artísticos como su principal modo de comunicación», la Asociación Americana de Arte Terapia se refiere a ella como «aquel proceso creativo, en el área de la salud mental, que mejora y realza el bienestar físico, mental y emocional de los individuos sin importar su edad», y la Asociación Española de Arteterapia destaca que es «una profesión basada en las aplicaciones psicoterapéuticas del proceso artístico y en la importancia de la relación entre persona usuaria y arteterapeuta».
Lo que sí que se ha modificado, y así lo manifiestan las diferentes asociaciones, es que la arteterapia ha de ser realizada por terapeutas profesionales del arte. La intervención de estos, como bien señala la asociación americana, tiene que permitir desarrollar, de una manera eficaz, un tratamiento personalizado, que conduzca a una mejoría tanto de las funciones sensoriomotoras del paciente como de su autoestima y la autoconciencia, siempre teniendo en cuenta el entorno comunitario. La terapia ayudará al individuo a fortalecer los valores personales, la resiliencia emocional y las habilidades sociales, así como a entender y gestionar la ansiedad y las situaciones conflictivas, dentro de un entorno social integrador y ecológico.
Cuando nos referimos a la arteterapia, inmediatamente pensamos en las artes plásticas (dibujo, pintura, modelaje, collage...) y en la utilización de todos aquellos medios técnicos tradicionales que nos permitan realizarla: lápices de color, rotuladores, acuarela, acrílico, óleo, etc., o materiales como papel, cartón, revistas, hilos, lana, telas, arcilla entre otras. Sin embargo, la arteterapia incluye otras disciplinas como la musicoterapia, las artes escénicas (el teatro, la danza), las literarias (narración, poesía...) y las artes aplicadas (diseño...) y, en los últimos años, las nuevas tecnologías con actividades virtuales (computadoras, software...).
Son limitados los estudios realizados con rigurosidad sobre la efectividad de la arteterapia en la enfermedad de Alzheimer. Como los métodos e intervenciones que se han utilizado en la mayoría de ellos son diferentes, los resultados son poco concluyentes. No obstante, algunos estudios han puesto de manifiesto su utilidad en la mayoría de los procesos neurodegenerativos que afectan tanto a la cognición, a la conducta, a nivel emocional y de la comunicación.
Se ha observado que la aplicación de arteterapia mejora la concentración, la atención sostenida, las habilidades de aprendizaje y la memoria, y que puede ser de gran ayuda en las personas que muestran dificultades para expresarse verbalmente y no encuentran las palabras. En todas ellas, el arte visual estimula su mundo interno y con ello la expresión de sus sentimientos.
La realización, individual o colectiva, de ejercicios tan sencillos como el colorear dibujos prediseñados o el dibujo de mandalas, ayuda a reducir la ansiedad, la tristeza, el desánimo y la agitación. Cuando se realiza a nivel grupal, se añade a lo anteriormente descrito una mejora de la socialización y un refuerzo de los valores personales. El efecto positivo de la arteterapia se relaciona con el número y calidad de las sesiones, observándose que los mejores resultados se producen sobre todo si la actividad es frecuente (si es posible diariamente) y mantenida en el tiempo.
Aunque la medición cuantitativa de los beneficios, intentando valorar el rendimiento en las diferentes áreas cognitivas cerebrales, no ha mostrado mejoras marcadas, si se analiza desde un punto de vista cualitativo, se observa una importante mejoría de la calidad de vida.
La práctica de la arteterapia, no solo favorece a los pacientes con alteraciones cognitivas, también ha mostrado su utilidad en personas de edad avanzada, observándose una mejoría en la concentración, disminución de ansiedad y de sintomatología depresiva.
Para finalizar, hay que resaltar que, aunque se necesitan estudios o investigaciones que nos indiquen la mejor metodología en el desarrollo de la arteterapia, hasta la actualidad se ha observado un beneficio en su aplicación. Por ello es aconsejable que se adopten medidas para integrar los medios artísticos en las intervenciones de la salud.
Como conclusión, la arteterapia puede ser útil en la prevención y desarrollo de las enfermedades neurodegenerativas, retrasando la pérdida cognitiva, manteniendo las actividades de la vida diaria y las relaciones psicosociales, repercutiendo todo ello en una mejor calidad de vida.
Dr. Secundino López Pousa
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