Rincón del experto

Alzhéimer y enfermedad por coronavirus

Coronavirus (imagen decorativa)

Foto: modificado de geralt/Pixabay

Los pacientes con alzhéimer, ¿tienen más riesgo de sufrir la enfermedad por el coronavirus de 2019 (COVID-19), o de morir a causa de ella?

Tanto los medios de comunicación, como las medidas de prevención llevadas a cabo por los diferentes organismos estatales, han puesto de relieve la preocupación social y sanitaria en relación a la enfermedad por el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2), más conocida como COVID-19. Este virus, a diferencia de otros de la misma familia, ha mostrado una enorme facilidad para transmitirse, así como una elevada capacidad para dañar órganos vitales del cuerpo humano, siendo capaz de provocar una gran mortalidad en la población, sobre todo en la edad avanzada.

El riesgo de mortalidad en la población infectada por la COVID-19 varía entre el 0.27 y el 10%, según hacen referencia la mayoría de las publicaciones. Este riesgo está asociado a los problemas de salud subyacentes, y es mayor en las personas de edades más avanzadas, aunque no es infrecuente la comunicación de casos aislados de infección en personas más jóvenes sin otras patologías.

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Los estudios realizados a nivel mundial han puesto de relieve que aquellas personas que padecen enfermedades cardiovasculares, diabetes, enfermedades renales crónicas o insuficiencia respiratoria crónica sufren el mayor riesgo de mortalidad. Como se ha señalado anteriormente la edad avanzada se asocia a mayor riesgo de mortalidad y este aumenta a partir de los 70 años, cifra un poco arbitraria, ya que se estima que la media de edad para todas las muertes relacionadas con COVID-19 se sitúa a los 81 años, con una tasa de mortalidad de alrededor del 20%. Pero se ha de tener en cuenta que el incremento de la mortalidad aumenta y se relaciona sobre todo cuando la edad va asociada a enfermedades crónicas.

Existe otra población que, por su situación personal, se la considera extremadamente vulnerable para la infección por COVID-19, y que debe de extremar los cuidados preventivos. En esta situación se encuentran las mujeres embarazadas, las personas que sufren enfermedad cardíaca grave, que realizan quimioterapia, las que han recibido un trasplante y las que sufren fibrosis quística.

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Existen pocos estudios que hayan valorado la relación ente el COVID-19 y el sufrir enfermedades neurológicas neurodegenerativas, y en particular las demencias. Poca investigación hay publicada sobre si el padecer una enfermedad neurodegenerativa como la enfermedad de Alzheimer puede o no aumentar el riesgo de sufrir la infección por este virus, y si en el caso de padecerla la enfermedad en sí misma aumenta la mortalidad, o puede modificar su evolución, o dejar alguna secuela.

El incremento de la esperanza de vida y por tanto del envejecimiento de la población, a nivel mundial, ha supuesto en los últimos años un importante incremento de las enfermedades neurodegenerativas asociadas a la edad. La población afectada por demencia y, más concretamente, por la enfermedad de Alzheimer, ha alcanzado tal expansión que hace que actualmente se la considere, al igual que a la infección por COVID-19, una pandemia. La relación entre sí de ambos procesos, una pandemia dentro de otra, dificulta la valoración de la repercusión que una tiene sobre la otra, teniendo en cuenta que la edad es en ambas un factor de riesgo de mortalidad.

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La presentación clínica más frecuente de la infección por COVID-19 en las personas que padecen demencia, y más concretamente la enfermedad de Alzheimer, se caracteriza por somnolencia y diarrea. Otros síntomas que se observan en la población general como fiebre, la tos y la dificultad respiratoria en ellas son menos frecuentes. Cuando presentan delirios pueden estar asociados a la dificultad respiratoria y consecuente hipoxia, síntomas que a menudo se observan en las personas infectadas. El riesgo de muerte por la infección por COVID-19 en las personas que padecen la enfermedad de Alzheimer no depende tanto de la edad, sino de la gravedad de la demencia, y se observa sobre todo, como parece lógico, en los pacientes en estadios avanzados de la enfermedad (demencias en fases moderadamente graves o graves). Se han publicado estudios sobre la mortalidad en pacientes hospitalizados por infección por COVID-19, comparando aquellos que sufrían demencia con otros que no, y se observó que los primeros, y en relación a la gravedad de la demencia, tenían una mortalidad superior, alrededor del 40%. Esta elevada cifra sugiere que las fases avanzadas de la enfermedad de Alzheimer incrementan el riesgo de mortalidad en los pacientes con COVID-19.

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Aunque son pocos los estudios que se han realizado en nuestro país sobre la mortalidad en las demencias, se constata que las personas con enfermedad de Alzheimer padecen frecuentemente enfermedades cardiovasculares, y respiratorias crónicas, y diabetes, y que el mayor riesgo de fallecer estaba asociado con las cardiovasculares.

Con todos los conocimientos actuales que tenemos sobre esta infección es aconsejable, tanto en la población general como en las personas con enfermedad de Alzheimer, la adopción de medidas de protección, que han de ser más estrictas cuando se padecen enfermedades cardiovasculares, diabetes, enfermedades renales crónicas o insuficiencia respiratoria crónica, y aún más si se encuentran en estadios moderadamente avanzados o avanzados de la enfermedad.

Dr. Secundino López Pousa

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