Autor: doctor Antonio Burgueño Torijano, médico especialista en Medicina Preventiva. Dirige en España el «Programa Desatar», orientado al anciano y al paciente con demencia.
España ocupa el número uno del ranking mundial utilizando sujeciones físicas en residencias entre los países que publican datos1,2,3. El uso de sujeciones físicas en España obliga a valorar su alta prevalencia como un problema especialmente serio. Todas las personas de las residencias sometidas a sujeciones presentan algún grado de déficit cognitivo que se puede encuadrar en un proceso de demencia.
Se habla de la «cultura restraint», y la «cultura no restraint», para expresar que usarlas o no es más una cuestión de actitud que una cuestión científico-técnica.
Las normas de servicios sociales de las Comunidades Autónomas (CCAA) establecen que un médico debe autorizar o prescribir las sujeciones que se utilicen, lo que ha dado pie a que algunos piensen que las sujeciones son una cuestión médica, algo que no ocurre en el ámbito del Sistema Nacional de Salud (SNS), donde los médicos no las prescriben ni autorizan. Las sujeciones no previenen, no curan, no ayudan a un diagnóstico, no son terapéuticas, quitan capacidad, y son causa de graves complicaciones, cuando se utilizan a diario y por largos periodos de tiempo, como suelen utilizarse en las residencias.
El uso por conveniencia es aquel uso que se traduce en un ahorro de trabajo o esfuerzo, o de recursos, del centro o sus trabajadores, y no en el mejor beneficio para la persona.
En los estudios realizados por el Programa Desatar español, hemos detectado que, la práctica totalidad de las sujeciones utilizadas son diarias1,2,3, y que los patrones con los que se utilizan responden mayoritariamente a la conveniencia del centro o de su personal. Es curioso pero, precisamente cuando los profesionales tratan de utilizar las sujeciones por el menor tiempo posible es cuando se pone de manifiesto que el uso es por conveniencia, a veces encubriendo deficiencias organizativas, deficiencias del entorno o de mobiliario. Es difícil explicar por qué una sujeción se necesita solo en la cama y no durante el día, o por qué se necesita solo a unas horas y no a otras, y por qué todos los días se necesita a la misma hora.
Hay que decir que se trata de una falsa conveniencia, pues solo resulta rentable a corto plazo, ya que las consecuencias de usar diariamente sujeciones terminarán dando más trabajo y complicaciones a la organización.
La variabilidad de uso de sujeciones que se observa no se explica por las condiciones de los residentes de los centros que aportan datos. En la base de datos del Programa Desatar español tenemos desde centros con una prevalencia de sujeciones físicas de cero, hasta prevalencias superiores a un 67%, tratándose unos y otros de centros muy homogéneos en cuanto a la casuística atendida. Es fácil deducir que el determinante principal de las diferencias de uso observadas es la cultura de las organizaciones, y por tanto las diferentes actitudes que se observan en ellas.
España también se sitúa en los peores puestos del ranking cuando nos comparamos en el uso de antipsicóticos en personas con demencia4,5,6,7,8,9,10,11,12,13, uso que muchas veces puede ser considerado como uso de sujeciones químicas. Esos fármacos utilizados en personas mayores están fuertemente relacionados con riesgo de fractura de cadera por caída14, y con mayor incidencia de cuadros de postración, desorientación, estado confusional, y ciertos tipos de alteraciones conductuales, lo que permite pensar que van de la mano de las sujeciones físicas en muchos casos, especialmente cuando son utilizados por mucho tiempo.
No existe ninguna evidencia científica que respalde el uso de sujeciones físicas en personas con demencia. Nosotros, en España, descartamos investigar sobre consecuencias negativas del uso de sujeciones, al considerarse que era inviable hacerlo con suficiente rigor científico y con más valor que lo que ya se había hecho en otros países. Esta es de ese tipo de prácticas sobre las que no se puede investigar con los convencionales requisitos de rigor científico, es decir de forma prospectiva, aleatorizada y con grupo control, dejando solo resquicio para estudios retrospectivos sobre bases de datos muy fiables y muy poderosas15,16, o estudios observacionales, todos ellos abundantemente documentados17,18,19,20,21,22,23,24,25,26,27,28.
Las Sujeciones no deberían cubrir deficiencias, falta de capacidad profesional, o defectos organizativos o en el entorno. Utilizadas para parchear deficiencias es hacerles el juego a quienes están sacando ventaja o beneficios espurios de la actividad que se da en las residencias. En general el uso prolongado de sujeciones responde a uso por conveniencia, y por ello es un deber moral de los profesionales erradicarlas de la práctica asistencial.
La variabilidad de uso entre centros se debe más a la cultura del centro que a las características de sus residentes.
Una intervención con conocidos efectos potenciales negativos sobre la persona debe generar una actitud preventiva. En el caso del uso de sujeciones físicas, nosotros llamamos a esa actitud preventiva «tolerancia cero». Hoy día el Programa Desatar propone una tolerancia cero al uso de sujeciones29, no considerarlas pues como una opción, lo que ha llevado a mas 60 centros a erradicarlas totalmente en los últimos años, y a sus profesionales a un desarrollo profesional que no era posible antes por culpa de las sujeciones.
No existe un método científico para eliminar sujeciones, pues sobre todo es cuestión de actitud, y tampoco existe base científica para seguir usándolas (no existen evidencias que apoyen las supuestas indicaciones que queremos ver). Desatar es, pues, un cambio de paradigma, de estar de acuerdo en utilizar sujeciones, a un nuevo paradigma de cuidado en el que nos ponemos de acuerdo en no considerarlas una opción.
Hace unos años en España se mostraba indiscutible el argumento de que no es posible cuidar a personas con demencia sin utilizar sujeciones, pero hoy día ese argumento ya no tiene aquella consistencia, pues los centros libres de sujeciones que proliferan lo han hecho resquebrajarse con una tozuda realidad, que se puede ver en muchos lugares de nuestra geografía. Todos los centros libres de sujeciones han sido comprobados por el Programa Desatar, y su condición se ha hecho pública. Existe un proceso de acreditación para reconocer que trabajar sin sujeciones es un mérito especial.
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