Rosa López Mongil es Licenciada en Medicina y Cirugía, Doctora en Medicina, especialista en Geriatría y experta en Vacunas por la Universidad Complutense de Madrid. En la actualidad es Jefe de Sección Clínica de los Servicios Sociales del Centro Asistencial «Dr. Villacián» de la Diputación de Valladolid.
Es profesora de Geriatría y Gerontología en diversos másteres y cursos de verano de varias universidades. Fue Profesora de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Facultad de Medicina de Valladolid, y coordinadora del Grupo de Trabajo para la realización del Sistema de Acreditación en Calidad para Residencias, Centros de Día, Teleasistencia y Ayuda a Domicilio, Coordinadora del Grupo de Trabajo de residencias y también Coordinadora del grupo de Trabajo de Nutrición y Alimentación de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.
Es autora de múltiples artículos en revistas de impacto como The Journal of Nutrition and Aging, European Journal of Psychiatry, European Journal of Neurology, Maturitas, Revista Clínica Española, Nutrición Hospitalaria, Revista Española de Geriatría y Gerontología, Revista Española de Nutrición Humana y Dietética, y de diversos libros y capítulos de libros, como el Libro Blanco de la Nutrición de las Personas Mayores en España. Un tema de gran interés, en su trabajo diario, es el relativo a la valoración del estado nutricional tanto a nivel individual como en centros e instituciones, sobre el cual le agradecemos nos conceda esta entrevista a La Circunvalación del Hipocampo.
Circunvalación del hipocampo: ¿Qué es exactamente el estado nutricional, y cómo se puede medir?
Dra. López Mongil: El estado nutricional es un determinante principal de salud, independencia y calidad de vida de las personas. Si el estado nutricional es deficitario se asocia con aumento de enfermedades, síndromes geriátricos y de mortalidad, es decir de la morbimortalidad.
Para conocer o medir el estado nutricional necesitamos realizar una secuencia de pasos, que van desde el cribado del riesgo nutricional hasta la valoración nutricional completa y monitorizar las medidas adoptadas cuando se precise.
El cribado nutricional identifica factores de riesgo nutricional. Para que sea eficaz debe permitir la rápida identificación del paciente malnutrido o en riesgo de desnutrición y una instauración precoz del tratamiento. La escala de cribado nutricional más específica para la población anciana es el Mini Nutritional Assessment (MNA).
Para medir el estado nutricional, hay que considerar los siguientes pasos:
Circunvalación del hipocampo: ¿Buena alimentación y buen estado nutricional van siempre de la mano?
Dra. López Mongil: Sí, una buena alimentación, el soporte nutricional adecuado cuando sea preciso, junto a la práctica regular de actividad física adaptada, juegan un importante papel en el buen estado nutricional, siendo protector para muchos problemas de salud relacionados con la edad.
Circunvalación del hipocampo: ¿Cómo definiría el estado nutricional de nuestros mayores, y qué recomendaría para mejorarlo?
Dra. López Mongil: La valoración del estado nutricional refleja una alta prevalencia de malnutrición en esta población y se asocia con eventos adversos. Sigue siendo un problema común y poco reconocido, especialmente en residencias y hospitales. La presencia de enfermedades agudas y/o crónicas en nuestros mayores ha propiciado el concepto de «desnutrición relacionada con la enfermedad». La prevalencia de desnutrición en ancianos españoles varía entre el 12.5 y el 78.9 %. La existencia de riesgo de desnutrición es muy importante por su interrelación con otros síndromes geriátricos como la fragilidad y la sarcopenia. La sarcopenia se caracteriza por una pérdida acelerada de masa muscular, fuerza y función, y las consecuencias incluyen un mayor riesgo de caídas, fractura y discapacidad física. Además de estos síndromes se relaciona directamente con el deterioro cognitivo, demencia, depresión, síndrome confusional agudo o delirium, inmovilidad y úlceras por presión. Hay muchas consecuencias de la desnutrición, pero destaca la reducción de la calidad de vida, la propensión a presentar infecciones, la hospitalización, la institucionalización, la comorbilidad y la mortalidad. Las personas mayores son uno de los colectivos más vulnerables, ya que están más expuestos a sufrir deficiencias en relación con su estado nutricional.
Aunque existen recomendaciones generales para mejorar el estado nutricional, siendo la inicial, valorar la patología de la cavidad oral, dentaria y no dentaria, siempre será necesaria una intervención multidimensional con medidas individualizadas y ajustadas a cada persona. Una alta adhesión a un patrón dietético mediterráneo o dieta mediterránea (DMed) es una de las mejores estrategias factibles y relativamente sencilla para la población geriátrica. Se recomienda realizar formación y educación nutricional relacionada con la DMed.
La intervención nutricional junto con el ejercicio físico constituye los dos grandes pilares terapéuticos, habiéndose demostrado su capacidad tanto para prevenir como para reducir la severidad del deterioro del estado nutricional. El tipo de ejercicio más efectivo es el multicomponente que combina entrenamiento de fuerza, resistencia aeróbica, equilibrio, marcha y flexibilidad.
Circunvalación del hipocampo: ¿Por qué es tan importante el estado nutricional en los pacientes con enfermedad de Alzheimer? ¿Cómo se podría mejorar?
Dra. López Mongil: La pérdida de peso es un hecho frecuente en el curso clínico de la enfermedad de Alzheimer. Aunque la causa es compleja, uno de los mecanismos implicado es la atrofia temporal como área cerebral involucrada en el control del apetito, la presencia de niveles elevados de citoquinas proinflamatorias y cambios en el sistema olfatorio. Además de presentar con frecuencia alteraciones del comportamiento como agitación, hiperactividad o agresión que obligan a mayores requerimientos energéticos y que podrían condicionar, desafortunadamente, un mayor uso de restricciones físicas o medicamentos psicotrópicos que también modifican el estado nutricional. Además, la disfagia o dificultad para mover el bolo alimentario de la cavidad oral al esófago, aparece en las fases avanzadas de la enfermedad y se puede acompañar de babeo, dificultad de masticación y aumento del tiempo de las ingestas.
Se recomienda conocer el estado nutricional en todas las personas con demencia. Si el cribado es positivo se recomienda la valoración nutricional y si esta fuese positiva se debe hacer intervención y seguimiento. Los cuidados nutricionales forman parte del tratamiento de los pacientes con demencia. En todos los estadios de la enfermedad, la decisión sobre las intervenciones nutricionales debe ser individualizada.
Recientemente se ha publicado en un estudio con suficiente nivel de evidencia que altos niveles de consumo de café, es decir 3 o más tazas se asocia a una reducción del riesgo de demencia del 50 %. También fue significativa la reducción del riesgo de demencia asociada al consumo de té verde.
Para mejorar el estado nutricional es conveniente utilizar alimentos de acuerdo con los gustos de los pacientes y en una atmósfera hogareña, pero no utilizar estimulantes del apetito. Los suplementos nutricionales orales, pueden mejorar la situación nutricional en pacientes en riesgo de desnutrición o desnutridos. La DMed aporta todos los nutrientes en cantidades adecuadas para el mantenimiento de la función cognitiva y reducir el riesgo de deterioro cognitivo en adultos mayores sanos. Una alta adhesión a la DMed es un factor protector contra el declinar de la memoria y con una mejora de las funciones cognitivas y una disminución del riesgo de desarrollar demencia.
Circunvalación del hipocampo: ¿Cómo calificaría la calidad de la alimentación en nuestras residencias, y cuál es el estado nutricional de nuestros mayores institucionalizados?
Dra. López Mongil: La realidad demográfica y social ha supuesto que el sector de los centros residenciales para mayores haya experimentado una evolución creciente en los últimos años. Las señas de identidad de las personas mayores que allí residen vienen determinadas por la pluripatología y comorbilidad, deterioro funcional y fragilidad, alteraciones de la marcha e inmovilidad, unidas a la dependencia, polimedicación y un altísimo porcentaje de demencia (más de un 75 %), lo que les imprime un alto riesgo de desnutrición y deshidratación.
Existe una ausencia de normativa sobre los aspectos nutricionales y culinarios que debe ofertar la dieta en residencias. A menudo no se combinan adecuadamente los platos que configuran un menú. Los horarios de comidas y servicios de comedor en ocasiones son rígidos con escasa disponibilidad de tiempo empleado para cada una de las comidas. Existe una ausencia de controles nutricionales de la dieta que garantice las ingestas recomendadas para el perfil de los residentes atendidos. El aporte de algunos alimentos puede ser insuficiente: frutas, hortalizas, lácteos. Las carnes suelen superar a los pescados, especialmente a expensas de carnes rojas. Además, la dieta puede ser inadecuada por un consumo excesivo de dulces y galletas, con un alto consumo de bollería industrial, especialmente en desayunos y meriendas, y a veces, consumo excesivo de embutidos y productos precocinados.
A los aspectos anteriores, se suele asociar la ausencia de dietistas-nutricionistas que podrían contribuir a mejorar los problemas relacionados con la nutrición y estado nutricional de las personas mayores.
Una realidad para tener en cuenta es que más de las tres cuartas partes de las personas que viven en residencias presentan alguna enfermedad neurodegenerativa, siendo la demencia y las alteraciones de la conducta los principales motivos de institucionalización.
Durante el tiempo de estancia en la residencia el presentar riesgo de desnutrición o síndrome de desnutrición unido a la demencia, a infecciones urinarias y respiratorias, depresión, estreñimiento, caídas o fracturas o distintas comorbilidades, es extraordinariamente frecuente.
Se considera la presencia de desnutrición y de complicaciones como infecciones de repetición, úlceras por presión y disfagia, unido a otros criterios clínicos, determinantes pronósticos de la fase evolutiva de la enfermedad de Alzheimer para iniciar los cuidados paliativos.
Circunvalación del hipocampo: ¿Qué recomendaría para mejorar la alimentación en las residencias y el estado nutricional de sus residentes?
Dra. López Mongil: Implantar una evaluación de la calidad de la dieta con la aplicación de índices de calidad de la dieta como el índice QUality Index for Nutrition in Nursing homes (QUINN) que a partir de ahora serán herramientas imprescindibles, también en residencias. El índice QUINN plantea estimar la calidad dietética de los menús de las residencias. Es útil para realizar controles de la dieta y de la calidad de los menús, fomentando estrategias de intervención y así mejorar el estado nutricional en los residentes.
La cercanía de este índice con la dieta mediterránea hace que sea una propuesta indicada en la prevención y en el tratamiento de síndromes geriátricos como la demencia, la depresión, sarcopenia, fragilidad, estreñimiento…
Cada vez existe más evidencia de la posibilidad de modificar o modular el transcurso de determinadas patologías como la Enfermedad de Alzheimer con la mayor adhesión al patrón de DMed. Muchos de los alimentos incluidos contribuyen a reducir los niveles de homocisteína y a promover la síntesis de mielina. Con respecto a los componentes dietéticos antioxidantes, como numerosas vitaminas, minerales y compuestos bioactivos como los polifenoles, cada vez más estudios afirman que podrían reducir el estrés oxidativo presente en los pacientes con EA. Incorporar y fomentar el consumo de café y té verde es otra estrategia para tener en cuenta.
Los alimentos incluidos en el índice QUINN son beneficiosos para la memoria y la cognición. El índice QUINN incluye 15 componentes dietéticos-alimentos, de los cuales 9 son componentes positivos: se refieren a alimentos básicos de una dieta saludable (verduras, frutas, legumbres, aceite de oliva-preferiblemente virgen extra-, cereales, leche y productos lácteos, pescados blancos y mariscos, carnes blancas y huevos, 3 son componentes negativos (intentar reducir y/o eliminar): otras grasas y aceites, carnes rojas y derivados cárnicos (embutidos) y dulces (ultraprocesados, galletas y más, zumos…) y como novedad se incluyen 3 componentes adicionales positivos: variedad de verduras y frutas cada 3 días, pescados azules y que un porcentaje significativo del consumo total de cereales, sea en forma de cereales integrales. Puntúa cada componente desde 0 hasta 3, siendo cada puntuación específica según el consumo o la restricción recomendada de cada uno de los componentes (número de raciones/día o semana). La puntuación mínima es 0 y la máxima 45. Puntuaciones entre 0 y 8 puntos suponen muy baja calidad de la dieta, entre 9-17: Baja, Moderada entre 18-26 puntos, Buena entre 27 y 35 puntos y Muy Buena, igual a 36 y hasta 45.
Consideramos que el índice QUINN es un buen indicador de gestión de calidad, y más si es aplicado con la participación de profesionales como dietistas y nutricionistas, es decir, es una herramienta útil para medir la calidad de la dieta en la residencia, asociado a los indicadores de estructura, proceso y resultado, pues se relaciona de forma directa con la mejora el estado nutricional enfocada siempre a mantener un elevado grado de independencia funcional.
Mi agradecimiento a Hipocampo.org, y especialmente al Dr.Cristóbal Carnero.
Las personas interesadas en obtener el índice QUINN o en participar en los estudios que se hacen sobre él pueden comunicarse con nosotros en los emails siguientes:
Bibliografía recomendada
Cómo citar esta entrevista:
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