Licenciada en Medicina en la Universidad Nacional de La Plata con Diploma de Honor, completó la residencia de Neurología en el servicio de Neurología del Hospital Interzonal General de Agudos General San Martín, de la ciudad de La Plata. Realizó una estancia formativa en la Unidad Cognitivo-Conductual del Hospital Universitario Virgen de las Nieves, Granada, España, junto al Dr. Cristóbal Carnero Pardo, y en la Sección de Neuroepidemiología del Departamento de Neurología y Medicina del Hospital Universitario State University of New York (SUNY) Downstate Medical Center, Brooklyn, Nueva York, junto a la Dra. Deborah Gustafson. Recibió en el año 2012 el Premio Vocación Neurológica de la Sociedad Neurológica Argentina.
Actualmente trabaja en el Departamento de Neurología Cognitiva, Neuropsiquiatría y Neuropsicología del Instituto de Investigaciones Neurológicas FLENI de Buenos Aires y es miembro de la Carrera de Investigación en Salud del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Forma parte del equipo investigador del estudio Argentina-ADNI (Alzheimer´s Disease Neuroimaging Iniciative) y del estudio Argentina-SCARS (Sports Concussion Assessment & Research Study).
Es autora de varios capítulos en libros de neurología cognitiva y múltiples artículos en revistas nacionales y extranjeras. Uno de sus últimos trabajos, en colaboración con el Grupo de Trabajo de Neurología de la Conducta y Neurociencias Cognitivas de la Sociedad Argentina de Neurología, que coordina, ha sido una revisión sistemática sobre el papel de la actividad física en la prevención y tratamiento del deterioro cognitivo en adultos, tema sobre el cual se centrará la entrevista que agradecemos nos haya concedido a La Circunvalación del Hipocampo.
Circunvalación del Hipocampo: ¿En qué ha consistido su estudio y por qué lo han llevado a cabo?
Dra. Russo: La población mundial está envejeciendo a pasos acelerados. Entre 2000 y 2050, la proporción de los habitantes del planeta mayores de 60 años se duplicará, pasando de 605 millones a 2000 millones en el transcurso de medio siglo. Habrá en el mundo más personas octogenarias y nonagenarias que nunca antes. Por ejemplo, entre 2000 y 2050 la cantidad de personas de 80 años o más aumentará casi cuatro veces hasta alcanzar los 395 millones. El hecho de que podamos envejecer bien depende de muchos factores. La capacidad funcional de una persona aumenta en los primeros años de la vida, alcanza la cúspide al comienzo de la edad adulta y, naturalmente, a partir de entonces empieza a declinar. El ritmo del descenso está determinado, al menos en parte, por nuestro comportamiento y las cosas a las que nos exponemos a lo largo de la vida. Entre ellas cabe mencionar lo que comemos, la actividad física y nuestra exposición a riesgos como el hábito de fumar, el consumo nocivo de alcohol o la exposición a sustancias tóxicas.
En nuestra práctica clínica habitual, vemos y atendemos en la consulta permanentemente adultos mayores con temor de tener problemas de memoria, y sobre todo, la tan temida enfermedad de Alzheimer, la causa más frecuente en la actualidad de declinación cognitiva, cuyo principal factor de riesgo es la edad. Si bien el envejecimiento no es sinónimo de enfermedad de Alzheimer, es un factor de riesgo que no podemos cambiar, al igual que la genética. Sin embargo, existen numerosos factores en los que sí podemos influir a través de acciones que tengan un impacto en el estilo de vida general, el bienestar y el manejo efectivo y precoz de otras afecciones, como por ejemplo la prevención y el tratamiento de los factores de riesgo cardiovascular. Este abordaje integral del envejecimiento y las enfermedades que generan trastornos cognitivos incluye estrategias no farmacológicas cuyos objetivos principales se basan en paliar y enlentecer la declinación cognitiva y física, así como mantener o mejorar la calidad de vida del adulto mayor y de los pacientes con enfermedad de Alzheimer. En este sentido es que la actividad física toma relevancia como estrategia no farmacológica tanto de prevención como de tratamiento, y la principal limitación que vemos en su implementación es que no se prescribe. Actualmente se han realizado un gran número de investigaciones centradas en los beneficios de la actividad física en los adultos mayores, cuyos resultados son apenas conocidos sobre todo para los profesionales de la salud y la actividad física. Por ello, la revisión recientemente publicada por nuestro equipo de trabajo tuvo como objetivo analizar el rol de la actividad física en la prevención del deterioro cognitivo o demencia en adultos mayores.
Circunvalación del Hipocampo: ¿Cuáles han sido sus principales hallazgos y resultados?
Dra. Russo: De 14 529 artículos científicos publicados hasta la fecha de la publicación, se incluyeron 40 estudios en el análisis, con un total de 63 698 voluntarios sanos, 2681 sujetos con diagnóstico clínico de deterioro cognitivo leve (es un estadio intermedio entre el deterioro cognitivo esperado debido al envejecimiento normal y el deterioro más grave de la demencia) y 1030 sujetos con demencia. De análisis detallado de dichos estudios, concluimos que existe evidencia científica de que la actividad física es beneficiosa para la función cognitiva en los adultos mayores con y sin deterioro cognitivo asociado. Las mejoras significativas se observaron en ciertos dominios del funcionamiento cognitivo más que en otros, como por ejemplo, las funciones ejecutivas (capacidades cognitivas más complejas que nos permiten establecer, mantener, supervisar, corregir y alcanzar un plan de acción dirigido a una meta determinada), el funcionamiento cognitivo global (medido a través de escalas generales como el Mini Mental State Examination), la memoria (función que permite codificar, almacenar y recuperar la información del pasado) y la atención (capacidad de seleccionar y concentrarse en los estímulos relevantes).
Circunvalación del Hipocampo: ¿Podemos, pues, afirmar sin temor a equivocarnos, que el ejercicio físico no solo previene la aparición de deterioro cognitivo, sino que también lo mejora cuando ya está presente?
Dra. Russo: El segundo dato interesante de nuestro trabajo, fue que en aquellos estudios con un diseño longitudinal, es decir aquellos grupos de investigación que estudiaron y evaluaron a las mismas personas por un período prolongado de tiempo, mostraron un beneficio de la actividad física en los adultos mayores para retrasar o enlentecer la declinación cognitiva o la conversión a demencia en el tiempo de seguimiento del estudio.
En resumen, la actividad física cuando se mantiene en forma regular y sostenida logra un beneficio en el funcionamiento cognitivo de los adultos mayores independientemente de si tienen o no deterioro cognitivo, es decir que en pacientes con demencia la actividad física también mejora el desempeño cognitivo y/o disminuye la tasa de declinación o empeoramiento en el tiempo en la mayoría de los estudios analizados.
Circunvalación del Hipocampo: Este efecto beneficioso, ¿es del ejercicio físico en general, o de algún tipo concreto?; ¿se necesita una cantidad o frecuencia mínima?; ¿es cuanto más mejor, o también tiene un límite?
Dra. Russo: Si bien, del análisis de nuestro estudio no podemos llegar a definir con precisión ni cuánto ni cuándo ni en qué modalidad, la actividad física contribuye a la salud física y cognitiva de los adultos mayores con o sin demencia, principalmente debido a las diferencias metodológicas de los estudios incluidos en nuestro análisis, creemos que una prescripción de actividad física personalizada a cada paciente, teniendo en cuenta sus antecedentes clínicos y físicos como así también sus preferencias y posibilidades conjuntamente con los datos previamente reportados (actividad física variable, regular y sostenida) podría ser una recomendación altamente aceptable hasta contar con nuevas y mejores evidencias.
Circunvalación del Hipocampo: Estos resultados tienen importantes implicaciones sanitarias, no solo a nivel individual sino también en términos de Salud Púbica. En términos prácticos, ¿cuáles serían sus recomendaciones a nivel individual?
Dra. Russo: En primer lugar, el concepto de «actividad física» no debe confundirse con el de «ejercicio». Este es una variedad de actividad física planificada, estructurada, repetitiva y realizada con un objetivo relacionado con la mejora o el mantenimiento de uno o más componentes de la aptitud física. La actividad física abarca el ejercicio, pero también otras actividades que entrañan movimiento corporal y se realizan como parte de los momentos de juego, del trabajo, de formas de transporte activas, de las tareas domésticas y de actividades recreativas. En el caso puntual de los adultos mayores, la actividad física consiste en actividades recreativas o de ocio, desplazamientos (por ejemplo, paseos caminando o en bicicleta), actividades ocupacionales (cuando la persona todavía desempeña actividad laboral), tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados en el contexto de las actividades diarias, familiares y comunitarias.
En segundo lugar, debido a las mejoras evidentes no solo en el funcionamiento cognitivo, sino en las mejoras en el estado anímico y bienestar y en la reducción y control de los factores de riesgo cardio y cerebrovasculares, la actividad física debe ser parte del tratamiento integral de nuestros adultos mayores, y por lo tanto, debe prescribirse por parte de los profesionales de salud y de actividad física. En tercer lugar, debe ser variable (diferentes modalidades, como aeróbica, estiramiento, equilibrio y fuerza muscular, caminatas y multimodales), regular (al menos 30 minutos por día) y sostenida (todos los días). Por último, se debe considerar que aumentar el nivel de actividad física en los adultos mayores es una necesidad social, no solo individual, y exige una perspectiva poblacional y multidisciplinaria, incluyendo a los profesionales de salud, a los pacientes y a sus familiares.
Circunvalación del Hipocampo: En las circunstancias actuales, en las que gran parte de la población mundial sufre cierto grado de confinamiento en relación a la pandemia de COVID-19 (Coronavirus Disease 2019), ¿qué aconsejaría para poder mantener estas recomendaciones?.
Dra. Russo: Desde que se dictó el confinamiento obligatorio la mayoría de las personas pasan gran parte de su tiempo (si no todo) en casa y tienen muchas menos oportunidades de hacer actividad física. Es muy probable que la inactividad física tenga un impacto a mediano y a largo plazo en muchas áreas, como la salud física y el bienestar mental de las personas afectadas. Es por ello que durante la pandemia de COVID-19 asegurar que todas las personas estén físicamente activas cobra vital importancia, independientemente de la edad y las habilidades.
Para los profesionales de salud, recomendamos:
En tanto que para los pacientes y sus familiares, recomendamos:
Como dijo William Hazlitt, «cuánto más hacemos, más podemos hacer», haciendo hincapié en el potencial que tiene el desarrollo de nuestros objetivos, independientemente de la edad o de nuestra condición cognitiva o física.
Bibliografía recomendada
Cómo citar esta entrevista:
Utilizamos cookies para mejorar su experiencia de navegación y los servicios que le ofrecemos. Al clicar en «Aceptar», o si continúa navegando, usted reconoce que ha leído y comprendido nuestra política de privacidad, y que acepta el uso de nuestras cookies.