La Dra. Amaia Arranz Mendiguren es, a pesar de su juventud, una destacada neurocientífica formada en la Universidad del País Vasco, donde realizó su doctorado en Neurociencias.
Al acabar su tesis doctoral se unió como investigadora posdoctoral al laboratorio del Dr. Bart De Strooper en el Center for Brain and Disease Research del Vlaams Instituut voor Biotechnologie (VIB) —Instituto Flamenco de Biotecnología— de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), con el fin de estudiar los procesos biológicos involucrados en la enfermedad de Alzheimer.
Desde principios de 2019 es investigadora Ikerbasque y dirige su propio laboratorio en el Achucarro Basque Center for Neuroscience, asociado a la Universidad del País Vasco, enfocando sus estudios en el análisis de células nerviosas provenientes de pacientes con enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas. Recientemente ha publicado en Lancet Neurology, la revista más prestigiosa y de mayor impacto en Neurología Clínica, una revisión sobre el papel de la astroglía en la enfermedad de Alzheimer (EA), una revolucionaria perspectiva sobre novedosos mecanismos etiopatogénicos en esta enfermedad, más allá de la teoría de la cascada de amiloide.
Circunvalación del Hipocampo: ¿Qué es la astroglía?
Dra. Arranz: Los astrocitos, también conocidos como astroglía, son una de las principales y más numerosas células gliales presentes en el Sistema Nervioso Central. Son células de origen neuroectodérmico y realizan múltiples funciones esenciales para el correcto funcionamiento de nuestro cerebro. Así, participan en la formación, maduración y eliminación de las sinapsis, regulan la función de la barrera hematoencefálica, proporcionan nutrientes y soporte trófico y metabólico, mantienen el correcto balance de los iones, y regulan el contenido del espacio extracelular.
Circunvalación del Hipocampo: ¿Qué papel juega la astroglía en la EA?
Dra. Arranz: Se sabe desde hace mucho tiempo que los astrocitos tienen un papel fundamental en esta enfermedad. Hace ya más de 100 años, Alois Alzheimer describió la presencia de estas células alrededor de los depósitos de beta-amiloide presentes en el cerebro de pacientes con Alzheimer. En estos pacientes, los astrocitos muestran un estado reactivo caracterizado por el aumento de tamaño y una polarización de sus procesos que además de aumentar de volumen, aparecen rodeando las placas amiloides.
Lo que no se conocía con detalle es el papel de los astrocitos en la patogénesis y desarrollo de la EA. Pues bien, estudios recientes de laboratorios expertos en estas células nerviosas han demostrado que los astrocitos, cuando son activados por distintos estímulos, adoptan distintos estados reactivos que pueden ser o neurotóxicos o protectores, dependiendo del tipo de estímulo. Los astrocitos neurotóxicos, sobreexpresan muchos genes de la cascada del complemento y secretan toxinas que inducen la muerte de otras células del cerebro. Curiosamente, estos estudios han mostrado además que en la EA muchos astrocitos reactivos muestran el fenotipo neurotóxico y podrían estar directamente implicados en el desarrollo de la enfermedad. Estudios paralelos en otros laboratorios confirman esta teoría, demostrando en modelos de ratón con la EA que el beta-amiloide activa los astrocitos y estos astrocitos reactivos empiezan a secretar sustancias tóxicas que contribuyen al desarrollo de la EA.
Circunvalación del Hipocampo: ¿Estos cambios son propios de un proceso neurodegenerativo, o son específicos de la EA?
Dra. Arranz: Esto todavía no se conoce con exactitud, pero se cree que muchos de estos cambios podrían ser propios de un proceso neurodegenerativo y comunes a otras enfermedades. De hecho, se ha demostrado la presencia de astrocitos reactivos que son neurotóxicos en otras enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson o la esclerosis lateral amiotrófica.
Circunvalación del Hipocampo: Estos mecanismos, ¿complementan o sustituyen a los clásicos de la cascada de amiloide?
Dra. Arranz: Más bien complementan a los clásicos de la cascada amiloide. La aparición de las placas de beta-amiloide en el cerebro desencadena una serie de procesos inflamatorios, así como acciones e interacciones entre distintos tipos de células nerviosas (no solo los astrocitos, sino también las neuronas, la microglía y los oligodendrocitos) que probablemente contribuyen al desarrollo de la EA y que empezamos a conocer en la actualidad. Es importantísimo analizar con detalle estos procesos inflamatorios y estas complejas interacciones entre todas las células nerviosas para comprender mejor los mecanismos implicados en la patogénesis y desarrollo de la EA.
Circunvalación del Hipocampo: ¿Qué implicaciones tienen estos hallazgos para el diagnóstico y tratamiento de la EA?
Dra. Arranz: Hasta el momento, todos los ensayos clínicos dirigidos a reducir el contenido de beta-amiloide en el cerebro de pacientes con la EA han fallado y desgraciadamente aún no hay ningún tratamiento efectivo para paliar la enfermedad. Este es uno de los motivos que ha llevado a dar mayor importancia a los procesos inflamatorios presentes durante la EA, hasta ahora considerados como secundarios pero que pueden tener un papel esencial en la enfermedad. Las células gliales, tanto los astrocitos como la microglia, tienen un papel fundamental en dichos procesos inflamatorios y por ello constituyen una de las terapias más prometedoras para el tratamiento de la EA. De hecho, existe la posibilidad de que fármacos dirigidos a corregir las alteraciones en dichas células sirvan de herramienta para detener la EA. En concreto, ahora sabemos que los astrocitos pueden adoptar diferentes estados reactivos, algunos neurotóxicos y otros protectores. El desarrollo de terapias que bloquean la formación de astrocitos neurotóxicos es de interés no solo para la EA, sino también para otras enfermedades neurodegenerativas en las que están presentes estos estados neurotóxicos.
Por otro lado, hoy en día sabemos que los procesos patológicos que llevan a la EA comienzan muchos años antes de que se manifiesten los síntomas clínicos. Por ello es muy importante el desarrollo de biomarcadores que permitan identificar a pacientes pre-sintomáticos. Este diagnóstico temprano es esencial para obtener una ventana temporal que permita estudiar la eficacia de nuevos fármacos y tratamientos en etapas tempranas de la EA.
También me gustaría destacar la necesidad de que tanto nuestros gobiernos como instituciones privadas inviertan más en la investigación de la EA, ya que es la única manera de encontrar tratamientos y fármacos que den cura a esta devastadora enfermedad.
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