Los niveles elevados de polución del aire están asociados a un mayor riesgo de patología beta-amiloide (βA), de acuerdo con los resultados de un estudio realizado en mayores con deterioro cognitivo. El estudio acaba de publicarse en la revista Journal of the American Medical Association - Neurology (JAMA Neurol).
El depósito de βA es una característica de la enfermedad de Alzheimer (EA), y puede ser impulsado por factores exógenos tales como la calidad del aire ambiente.
Los autores examinaron la asociación entre la calidad del aire ambiente y la probabilidad de dar positivo en imágenes de tomografía por emisión de positrones para amiloide (PETa). Este estudio transversal utilizó datos del Imaging Dementia - Evidence for Amyloid Scanning Study, que incluía a más de 18 000 participantes de EE. UU. con deterioro cognitivo, que se sometieron a un rastreo mediante PETa con uno de estos tres trazadores de βA: florbetapir, florbetaben o flutemetamol, todos ellos etiquetados con fluorina 18 (18F), entre el 16 de febrero de 2016 y el 10 de enero de 2018. Se trabajó con una muestra de mayores con deterioro cognitivo leve (DCL) o demencia.
Se estimó la polución del aire en el lugar de residencia de los pacientes, utilizando las concentraciones de ozono (O3) y de partículas de materia finas (PM2.5). Dicha estimación se llevó a cabo de 2002 a 2003 (aproximadamente 14 años antes de la PETa) y de 2015 a 2016 (alrededor de un año antes de la PETa).
El resultado primario del estudio era la asociación entre polución del aire y probabilidad de positividad en el rastreo de la PETa, medida como odds ratio (OR) y efectos marginales, ajustando para factores demográficos, socioeconómicos y del estilo de vida, así como de comorbilidades médicas que incluían condiciones respiratorias, cardiovasculares, cerebrovasculares, psiquiátricas y neurológicas.
El conjunto de datos incluyó a 18 178 pacientes, de los que 10 991 (el 60.5%) tenían DCL, y 7187 (el 39.5%) demencia. La media de edad era de 75.8 ± 6.3 años, y el 51.3% (9333 participantes) eran mujeres.
Vivir en áreas con una estimación bienal más elevada de PM2.5 se asoció de 2002 a 2003 a una mayor probabilidad de positividad en la PETa (OR = 1.10), y los resultados fueron similares para los datos de 2015 a 2016 (OR = 1.15), lo que indica una probabilidad de sufrir patología amiloide entre un 10% y un 15% mayor cuando se está expuesto a más polución atmosférica, y la asociación era dosis-dependiente. Por el contrario, la exposición a concentraciones más altas de O3 no mostró tal asociación, en ninguna de las dos ventanas de tiempo.
Según afirman los autores,
«Este estudio descubrió que las concentraciones elevadas de PM2.5 parecen asociarse a las placas de βA. Estos hallazgos sugieren la necesidad de considerar que los polucionantes tóxicos transportados por el aire se asocian a la patología βA, a la hora de tomar decisiones de política de Salud Pública y de informar sobre el riesgo vital individual de desarrollar EA y demencia».
Referencia bibliográfica: Leonardo Iaccarino, Renaud La Joie, Orit H. Lesman-Segev, Eunice Lee, Lucy Hanna, Isabel E. Allen et al. Association Between Ambient Air Pollution and Amyloid Positron Emission Tomography Positivity in Older Adults With Cognitive Impairment. JAMA Neurol 2020; digital object identifier (doi): 10.1001/jamaneurol.2020.3962.
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