La obesidad en la edad madura se asocia significativamente a un incremento (de hasta un 21%) del riesgo de demencia, según un reciente estudio prospectivo llevado a cabo en el Reino Unido (UK) con más de un millón de mujeres y un seguimiento de 20 años, y cuyos resultados se han publicado en la revista Neurology. Este estudio no ha encontrado asociación entre dicho riesgo y otros aspectos del régimen de vida, como la dieta o el ejercicio.
El estudio trataba de determinar si factores como la obesidad, el índice de masa corporal (IMC), una ingesta calórica baja y el sedentarismo eran causas, o meras consecuencias, de la instauración gradual de demencia. Se registraron los datos correspondientes a dichos factores basalmente y durante un seguimiento de 20 años, examinando la incidencia de demencia en los siguientes periodos: <5 años, 5 a 9 años, 10 a 14 años y >15 años.
Se incluyeron en este estudio 1 136 846 mujeres del Reino Unido, reclutadas entre 1996 y 2001, con una media de edad de 56 ± 5 años, y recabándose de ellas datos acerca de estatura, peso, ingesta calórica e inactividad. El seguimiento duró hasta 2017, mediante enlace a los registros del Sistema Nacional de Salud británico, detectando los ingresos hospitalarios que mencionasen «demencia».
A los 15 años de la encuesta basal, solamente se había perdido el rastro de un 1% de las participantes, y el 89% seguían vivas y sin demencia, apreciándose la presencia de demencia posteriormente en 18 695 de ellas, ya con una media de edad de 77 ± 4 años.
Los casos detectados de demencia en el grupo de >15 años estaban asociados a obesidad basal, pero no lo estaban con claridad al IMC bajo, la ingesta calórica baja ni el sedentarismo basales. Estos tres últimos factores mostraron estar asociados a demencia durante la primera década del seguimiento, pero tal asociación se iba debilitando sustancialmente con el tiempo, acercándose a un valor nulo tras 15 años, lo que los hace menos probables como factores causales.
En sus conclusiones, los autores indican:
«La obesidad de la madurez es probablemente una causa de demencia. En contraposición a esto, los cambios conductuales debidos a la enfermedad en fase preclínica podrían explicar en gran medida, o incluso totalmente, las asociaciones de IMC bajo, ingesta calórica baja e inactividad con la detección de demencia durante la primera década de seguimiento».
Referencia bibliográfica: Sarah Floud, Rachel F. Simpson, Angela Balkwill, Anna Brown, Adrian Goodill, John Gallacher et al. Body mass index, diet, physical inactivity, and the incidence of dementia in 1 million UK women. Neurology 2019; digital object identifier (doi): 10.1212/WNL.0000000000008779.
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