Los varones que dejan de fumar durante un largo periodo de tiempo reducen globalmente su riesgo de demencia, en comparación con los que lo acaban de dejar y con los que siguen fumando, según los resultados de un gran estudio longitudinal publicado en la revista Annals of Clinical and Translational Neurology (Ann Clin Transl Neurol).
Los estudios más antiguos que examinaron la asociación entre tabaquismo y enfermedad de Alzheimer habían creado cierta controversia. Algunas de las primeras investigaciones, financiadas con fondos de empresas tabaqueras, sugerían que la nicotina podría mejorar la función cognitiva en los primates. Incluso algunos ensayos clínicos sugirieron en su día que fumar podía conferir un efecto protector frente al declive cognitivo. Sin embargo, la mayor parte de la evidencia, entre personas occidentales, respalda la existencia de un vínculo entre el hábito de fumar y un mayor riesgo de demencia.
El objetivo del presente estudio fue determinar el riesgo de desarrollo de demencia en relación con el tiempo que se lleva sin fumar, utilizando bases de datos de salud de ámbito nacional de Corea del Sur.
El estudio incluyó a 46 140 varones de 60 o más años de edad, procedentes de la Korean National Health Insurance System — National Health Screening Cohort, un programa poblacional de cribado nacional coreano de salud, desde 2002 a 2013.
Los participantes fueron clasificados en fumadores activos, exfumadores a corto plazo (menos de cuatro años sin fumar), exfumadores a largo plazo (cuatro años o más sin fumar) y no fumadores (quienes nunca habían fumado). La clasificación se hizo en base a los cambios en el hábito de fumar registrados durante el primer periodo de exámenes de salud (2002 y 2003) y durante el segundo periodo (2004 y 2005). Se hizo un seguimiento de los participantes durante ocho años a partir del 1 de enero de 2006, para detectar el desarrollo global de demencia, el de enfermedad de Alzheimer y el de demencia vascular.
En comparación con los fumadores activos, los exfumadores a largo plazo y los no fumadores habían reducido su riesgo global de demencia en un 86%. Los no fumadores tuvieron un riesgo de enfermedad de Alzheimer un 82% más bajo que los fumadores activos. Para terminar, tanto los exfumadores a largo plazo (en un 68%) como los no fumadores (en un 71%) vieron reducido su riesgo de demencia vascular en comparación con los fumadores activos.
En base a sus resultados, los autores interpretan que:
«Fumar se asoció a un mayor riesgo de demencia. Los fumadores que abandonan el hábito durante un periodo de tiempo prolongado pueden beneficiarse de un menor riesgo de demencia. Por lo tanto, debería animarse a los fumadores a dejar el tabaco para reducir el riesgo de desarrollar demencia, especialmente entre la población mayor, que ya está en riesgo».
Referencia bibliográfica: Daein Choi, Seulggie Choi, Sang Min Park. Effect of smoking cessation on the risk of dementia: a longitudinal study. Ann Clin Transl Neurol 2018. Digital Object Identifier (DOI): 10.1002/acn3.633.
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