Pasar menos tiempo del debido en la fase de movimiento ocular rápido del sueño (fase REM) parece aumentar significativamente el riesgo de demencia, de acuerdo con los resultados de un estudio publicado en la revista Neurology. Esta asociación parece guardar relación con los trastornos de la respiración que pueden aparecer durante el sueño.
Los trastornos del sueño son frecuentes en la demencia, pero no está claro si las diferencias en la arquitectura del sueño preceden al inicio de la misma.
El sueño típico pasa a través de cinco fases siguiendo un patrón cíclico desde el estadio 1 hasta la fase REM, para luego empezar de nuevo con la fase 1. Normalmente el tiempo de cada sucesiva fase REM aumenta a medida que avanza la noche, y finalmente un sujeto normal viene a pasar en fase REM alrededor de un 20% del sueño total.
Los autores examinaron prospectivamente las asociaciones entre la arquitectura del sueño y el riesgo de incidencia de demencia, dentro de la cohorte de los descendientes de los participantes del conocido Framingham Heart Study.
Utilizaron como muestra un subconjunto de 321 miembros de la citada cohorte, que también participaron en el Sleep Heart Health Study entre 1995 y 1998, y que tenían más de 60 años en el momento de realizárseles el estudio del sueño. La media de edad era de 67 ± 5 años, y el 50 % eran varones. Los estadios del sueño se cuantificaron mediante polisomnografía domiciliaria, y los participantes fueron seguidos durante un máximo de 19 años para comprobar la posible aparición de demencia incidente (la media de seguimiento fue de 12 ± 5 años).
Se observaron 32 casos de demencia incidente, de los que 24 cumplían criterios de enfermedad de Alzheimer. Tras el ajuste de los datos en función de sexo y edad, resultó que tanto un porcentaje más bajo de sueño REM como una latencia más prolongada del sueño REM (un mayor tiempo entre el inicio del sueño y el comienzo de la fase REM) estaban asociados a un riesgo más elevado de demencia incidente. Cada porcentaje de reducción del sueño REM estaba asociado a un 9% de incremento del riesgo de demencia, aproximadamente.
La magnitud de la asociación entre el porcentaje de sueño REM y la demencia incidente se mantuvo tras el ajuste de los datos en función de múltiples covariantes, incluyendo factores de riesgo vascular, síntomas depresivos y medicación que se estuviese tomando, incluso tras descartar a las personas con deterioro cognitivo leve basal y a aquellas que presentaron incidencia de demencia muy tempranamente en el estudio. No se encontró ninguna asociación entre las fases no-REM del sueño y la incidencia de demencia.
En sus conclusiones, los investigadores indican que
«Pese al interés contemporáneo sobre el sueño de ondas lentas (una de las fases no-REM) y la patología de demencia, nuestros hallazgos implican como predictores de demencia clínica a los mecanismos del sueño REM».
Referencia bibliográfica: Matthew P. Pase, Jayandra J. Himali, Natalie A. Grima, Alexa S. Beiser, Claudia L. Satizabal, Hugo J. Aparicio et al. Sleep architecture and the risk of incident dementia in the community. Neurology 2017; digital object identifier (doi): 10.1212/WNL.0000000000004373.
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