La ingesta moderada de alcohol está asociada a patología cerebral, incluida la atrofia de hipocampos. Una ingesta mayor de alcohol tiene además valor predictivo para un declive más rápido en mediciones cognitivas de la fluencia léxica, aunque no en la fluencia semántica o el recuerdo de palabras. Estos son algunos de los resultados de un estudio recién publicado en la revista British Medical Journal (BMJ).
La Asociación Americana de Cardiología considera como moderada la ingesta de un trago al día para las mujeres, y uno o dos tragos en el caso de los hombres, variando la cantidad del concepto «trago» según de qué bebida se trate: 360 ml de cerveza, 120 ml de vino, 45 ml de un licor de 40º (40% de alcohol en volumen) o 30 ml de un licor de 50º (50% de alcohol en volumen).
En Reino Unido se acepta como ingesta de bajo riesgo hasta 14 unidades de alcohol a la semana, tanto en hombres como en mujeres, correspondiendo la unidad a 10 ml u 8 g de alcohol puro. Hasta hace muy poco, Reino Unido consideraba 21 unidades o menos a la semana como ingesta de bajo riesgo, pero han reducido oficialmente el límite a causa de la evidencia acumulada de que hasta una ingesta ligera de alcohol aumenta el riesgo de cáncer.
Los autores de este estudio querían investigar si el consumo moderado de alcohol se asociaba favorable o desfavorablemente a las funciones y estructura cerebrales.
Seleccionaron para ello a un total de 550 hombres y mujeres, con una media basal de 43 años de edad, recogiendo los datos de su ingesta de alcohol y comprobando su rendimiento cognitivo varias veces a lo largo de un periodo de seguimiento de unos 30 años (1985 a 2015). Se les realizaron además estudios de imagen de resonancia magnética multimodo entre 2012 y 2015. Excluyeron del estudio a 23 de los participantes, principalmente a causa de una recogida incompleta de datos.
Las mediciones estructurales del cerebro incluyeron el grado de atrofia hipocámpica, la densidad de sustancia gris y la microestructura de la sustancia blanca. Las mediciones funcionales incluyeron la detección de declive cognitivo durante el estudio y el rendimiento cognitivo en el momento de la realización de las pruebas de imagen.
Los consumos más elevados de alcohol a lo largo de los 30 años de seguimiento se asociaron a una mayor probabilidad de atrofia de hipocampos, de una manera dosis-dependiente. Mientras que aquellos que tenían registrados consumos de 300 ml semanales de alcohol puro presentaron el riesgo más alto de anomalías en comparación con los abstemios, se vio que incluso los que bebían moderadamente (entre 140 y 210 ml semanales de alcohol puro) tenían un riesgo tres veces mayor de atrofia hipocámpica que los no bebedores.
No se halló un efecto protector en beber ligeramente (entre 10 ml y menos de 70 ml semanales de alcohol puro) en comparación con la abstinencia. Las ingestas más elevadas se asociaron también a diferencias en la microestructura del cuerpo calloso y en un declive más rápido de la fluencia léxica.
En base a sus hallazgos, los autores indican que
«El consumo de alcohol, incluso en niveles moderados, está asociado a consecuencias cerebrales adversas, incluida la atrofia hipocámpica. Estos resultados apoyan la reciente reducción en las recomendaciones sobre ingesta de alcohol en Reino Unido, y cuestionan los límites actualmente recomendados en los Estados Unidos».
Referencia bibliográfica: Topiwala Anya, Allan Charlotte L, Valkanova Vyara, Zsoldos Enikő, Filippini Nicola, Sexton Claire et al. Moderate alcohol consumption as risk factor for adverse brain outcomes and cognitive decline: longitudinal cohort study. BMJ 2017; digital object identifier (doi): 10.1136/bmj.j2353.
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