Un estudio reciente aporta evidencia adicional asociando las enfermedades autoinmunes a la demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer. Los investigadores mostraron cómo, en comparación con un grupo control ingresado en el hospital por otras razones, las personas hospitalizadas con una enfermedad autoinmune eran más susceptibles de ser ingresadas más adelante con demencia. El estudio ha sido publicado en la revista Journal of Epidemiology & Community Health (J Epidemiol Community Health).
El objetivo de los autores era precisamente determinar si el ingreso hospitalario a causa de una enfermedad autoinmune estaba o no asociado a un mayor riesgo de un futuro ingreso por demencia.
Se trata de un estudio de cohorte retrospectivo, en el que se han utilizado los datos administrativos de mortalidad y cuidados hospitalarios disponibles en Inglaterra, entre 1999 y 2012. Se elaboraron las cohortes con personas ingresadas en el hospital con un amplio abanico de enfermedades autoinmunes, conjuntamente con una cohorte de control, y se llevó a cabo el seguimiento en el tiempo para ver si habían desarrollado demencia.
Ingresaron en el hospital 1 833 827 personas con alguna enfermedad autoinmune, variando el número de personas en las cohortes para cada enfermedad autoinmune, desde 1019 personas con síndrome de Goodpasture hasta 316 043 personas con artritis reumatoide.
En comparación con la cohorte de control, la razón de proporción para ingreso por demencia tras algún ingreso por enfermedad autoinmune fue de 1,06 (1,04 a 1,08) para enfermedad de Alzheimer, y de 1,20 (1,19 a 1,21 con un intervalo de confianza del 95%) para demencia vascular.
De las 25 enfermedades autoinmunes contempladas en el estudio, 18 mostraron asociaciones significativamente positivas con demencia con una p <0,05, y 14 de ellas con asociaciones significativas y una p <0,001, incluyendo la enfermedad de Addison, la esclerosis múltiple, la psoriasis y el lupus eritematoso sistémico.
En sus conclusiones, los autores comentan que
«Las asociaciones con la demencia vascular pueden ser parte de una asociación más amplia entre las enfermedades autoinmunes y el daño vascular. Aunque los hallazgos fueron significativos, los tamaños del efecto fueron pequeños. Los clínicos deberían estar alerta sobre la posible coexistencia de enfermedad autoinmune y demencia en los individuos. Son necesarios más estudios para confirmar o rechazar nuestros hallazgos y para explorar los posibles mecanismos que median la elevación del riesgo».
Referencia bibliográfica: Clare J Wotton, Michael J Goldacre. Associations between specific autoimmune diseases and subsequent dementia: retrospective record-linkage cohort study, United Kingdom. J Epidemiol Community Health 2017; digital object identifier (doi): http://dx.doi.org/10.1136/jech-2016-207809.
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