El grado funcional en las actividades de la vida diaria es el principal predictor de riesgo para la progresión del deterioro cognitivo leve a la demencia, de acuerdo con los resultados de un estudio que se acaba de publicar en la revista Archives of Neurology.
El deterioro cognitivo leve está siendo cada vez más reconocido como un importante problema de salud pública, al estar asociado a un mayor riesgo de desarrollar demencia. Sin embargo, los índices anuales de conversión del deterioro cognitivo leve a la demencia varían mucho de unos estudios a otros, no solo por la existencia de diferentes subtipos del trastorno, sino también por el diferente origen del reclutamiento de los pacientes estudiados: los porcentajes de conversión anual varían bastante según se hayan incluido en el estudio pacientes procedentes de clínicas especializadas o sujetos procedentes de la comunidad.
Los autores llevaron a cabo este estudio con el fin de establecer si el origen del reclutamiento de los pacientes influía realmente en los resultados, además de investigar qué factores podrían explicar en su caso tal discrepancia. Para ello reclutaron un total de 111 sujetos diagnosticados de deterioro cognitivo leve, el 46% procedentes de clínicas especializadas, y el 54% restante procedentes de la comunidad. Realizaron este estudio prospectivo y longitudinal en un solo centro investigador, con un seguimiento evolutivo medio de 2,4 años (con un rango de 0,5 a 4,0 años). A todos los participantes se les realizaron anualmente evaluaciones clínicas, pruebas de neuroimagen, test rutinarios de laboratorio y test neuropsicológicos, y en todos los casos se examinó el ritmo de conversión de deterioro cognitivo leve a demencia.
Durante el periodo de seguimiento progresaron a demencia 28 individuos, tardando una media de 2,19 años en desarrollarla. Los autores encontraron que el ritmo anual de conversión fue de un 13% para los participantes procedentes de clínicas especializadas, mientras que era de tan solo un 3% para los sujetos procedentes de la comunidad. En el análisis de los resultados se comprobó que, si se consideraba de manera aislada el origen de los pacientes, proceder de una clínica especializada incrementaba el riesgo de progresar a demencia en un 3,5% en comparación con proceder de la comunidad.
Al considerar otras variables dentro del modelo se vio que únicamente el deterioro funcional basal, medido mediante la Clinical Dementia Rating Scale, influía en las diferencias entre ritmos de conversión anual. No se encontraron diferencias significativas en el ritmo anual de conversión de deterioro cognitivo leve a demencia relacionadas con datos demográficos, cognitivos, de neuroimagen ni del subtipo de deterioro cognitivo leve, en ninguno de los dos grupos de pacientes.
En sus conclusiones, los autores afirman que:
«Estos hallazgos se suman a la literatura que de manera creciente sugiere que el grado de deterioro funcional basal es un predictor importante de la conversión a demencia, y puede ayudar a explicar las diferencias entre los hallazgos de los estudios epidemiológicos y los basados en las clínicas».
Referencia bibliográfica: Sarah Tomaszewski Farias, Dan Mungas, Bruce R. Reed, Danielle Harvey, Charles DeCarli. Progression of Mild Cognitive Impairment to Dementia in Clinic- versus Community-Based Cohorts. Archives of Neurology 2009;66(9):1151-1157.
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