Los inhibidores de la colinesterasa se usan para tratar la demencia, pero se ha prestado poca atención a su perfil de efectos adversos. Estos fármacos pueden provocar bradicardia sintomática y síncope, que pueden llevar a la necesidad de la inserción de un marcapasos. El síncope inducido por ellos puede llevar a lesiones por caídas, como por ejemplo fracturas de cadera.
Los autores de este estudio han investigado la relación entre el uso de los inhibidores de la colinesterasa y la aparición de trastornos relacionados con síncopes. Los datos incluyeron a 19.803 ancianos con demencia que tomaban inhibidores de la colinesterasa, y a 61.499 de control que no los tomaban. El trabajo se publica en la revista Archives of Internal Medicine.
Las visitas al hospital motivadas por síncope fueron más frecuentes entre los sujetos que estaban recibiendo inhibidores de la colinesterasa. Además, otros trastornos relacionados con el síncope (bradicardia sintomática, colocación de marcapasos definitivo y fractura de cadera) fueron también más frecuentes entre las personas que tomaban anticolinesterásicos que entre los sujetos de control. Los resultados fueron consistentes tras someterlos a análisis adicionales en los que los sujetos eran comparados en función de las enfermedades que padecían al inicio del estudio, o mediante valoraciones de la predisposición a esos problemas médicos.
En base a estos resultados, los autores afirman:
«El uso de inhibidores de la colinesterasa está asociado a mayores tasas de síncope, bradicardia, inserción de marcapasos y fractura de cadera en adultos mayores con demencia. El riesgo de estos serios efectos adversos, antes no reconocidos, debe ser sopesado cuidadosamente frente a los beneficios generalmente modestos de estos medicamentos».
Referencia bibliográfica: Sudeep S. Gill, Geoffrey M. Anderson, Hadas D. Fischer, Chaim M. Bell, Ping Li, Sharon-Lise T. Normand, Paula A. Rochon. Syncope and Its Consequences in Patients With Dementia Receiving Cholinesterase Inhibitors: A Population-Based Cohort Study. Archives of Internal Medicine 2009;169(9):867-873.
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