Un estudio que se publica en la revista Neurology parece demostrar la certeza de la hipótesis de la reserva cognitiva. Además, los autores logran cuantificar una relación proporcional entre los años de educación académica recibida y la duración concreta del retraso en el desarrollo de declive cognitivo acelerado.
El nivel educativo bajo es un factor de riesgo bien conocido para la enfermedad de Alzheimer, sabiéndose también que el ritmo de declive cognitivo de las personas con más años de educación es más rápido tras el diagnóstico que el de las personas con menor educación.
Las personas que van a sufrir enfermedad de Alzheimer experimentan antes de su diagnóstico un ritmo acelerado de declive de la capacidad cognitiva, especialmente de la memoria. La hipótesis de la reserva cognitiva predice que las personas con un mayor nivel educativo empiezan a experimentar tal declive acelerado mucho más cerca del momento del diagnóstico que las personas con una menor reserva cognitiva, pero que el ritmo de su declive es más rápido tras el momento de la aceleración, debido a una mayor carga de lesiones neuropatológicas de la enfermedad.
Ese declive más rápido puede ser explicado porque la gente con más años de educación tiene una mayor reserva cognitiva, o sea una mayor capacidad para mantener la funcionalidad a pesar del daño sufrido, al cual enmascara. Así, mientras que a menudo son diagnosticados de demencia en fecha más tardía, sus síntomas se disparan una vez que la reserva cognitiva ya no es capaz de compensar el daño cerebral sufrido.
Los autores estudiaron la influencia de la educación académica recibida sobre los ritmos de declive de la memoria, midiéndolos con el Buschke Selective Reminding Test en 117 participantes con demencia, pertenecientes al Bronx Aging Study.
Todos los sujetos tenían realizadas valoraciones cognitivas detalladas a su entrada en el estudio, así como en visitas de seguimiento de carácter anual. Los investigadores estimaron el punto en el que comenzaba a acelerarse el ritmo de declive (el punto de cambio), y los ritmos de declive previos y siguientes a la aceleración, todo ello a partir de los datos longitudinales utilizando un modelo de punto de cambio.
Comprobaron en sus resultados que por cada año adicional de educación académica se retrasaba en 0.21 años el momento del declive acelerado en el Burschke Selective Reminding Test. Tras la aceleración, el ritmo de declive de la memoria estaba incrementado en 0.10 puntos por cada año adicional de educación académica recibida.
Los autores concluyen que:
«Como se predice en la hipótesis de la reserva cognitiva, una mayor educación retrasa el comienzo del declive cognitivo acelerado; una vez que comienza éste es más rápido en las personas con más educación».
Referencia bibliográfica: C.B. Hall, C. Derby, A. LeValley, M.J. Katz, J. Verghese and R.B. Lipton. Eduction delays accelerated decline on a memory test in persons who develop dementia. Neurology 2007;69:1657-1664.
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