La posible asociación entre la función física y la progresión hacia el padecimiento de demencia no ha sido aún bien investigada. La revista Archives of Internal Medicine publica en su último ejemplar un estudio de autores norteamericanos que ha demostrado una relación entre niveles bajos de rendimiento físico y un mayor riesgo de demencia y enfermedad de Alzheimer, y también una relación entre niveles elevados de rendimiento físico y un comienzo más tardío de la presentación de demencia.
Los autores del artículo han llevado a cabo un estudio prospectivo de cohorte sobre 2288 personas de 65 o más años de edad sin demencia, reclutados desde 1994 a 1996. El seguimiento evolutivo de estos sujetos se prolongó hasta octubre de 2003, y durante ese periodo se fue comprobando la incidencia de demencia y de enfermedad de Alzheimer entre los participantes.
Las pruebas de capacidad física realizadas incluyeron caminar de forma cronometrada una longitud de 10 pies, el tiempo sentado-levantado (el tiempo en pasar desde la posición de sentado en una silla a la bipedestación, repetido 5 veces), el tiempo logrado en equilibrio sobre una sola pierna y la fuerza de prensión palmar de la mano dominante, medida con dinamómetro.
Durante el periodo de seguimiento desarrollaron demencia 319 participantes, de los que 221 padecían enfermedad de Alzheimer. El índice de incidencia de demencia específico para la edad fue de 53.1 por 1000 años-persona entre los participantes con un menor rendimiento físico cuando entraron en el estudio, en comparación con tan solo 17.4 por 1000 años-persona entre aquellos que habían puntuado más alto en las pruebas de rendimiento físico.
Cada punto de menor rendimiento físico se asoció con 1.08 puntos de media de mayor riesgo de demencia, 1.06 puntos de media de mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer y 0.11 puntos de media de aumento en el ritmo de declive cognoscitivo medido mediante las puntuaciones del Cognitive Ability Screening Instrument, después de ajustar los resultados en función de la edad, sexo, años de educación formal, función cognoscitiva al entrar en el estudio, alelo ε4 de la apolipoproteína E (APOE-ε4), historia familiar de enfermedad de Alzheimer, depresión, enfermedad coronaria y enfermedad cerebrovascular.
Los autores afirman en sus conclusiones finales que en base a sus resultados:
«Niveles más bajos de rendimiento físico se asociaron a un riesgo incrementado de demencia y de enfermedad de Alzheimer. El estudio sugiere que la función física pobre puede preceder a la instauración de demencia y de enfermedad de Alzheimer, y que niveles más elevados de función física pueden estar asociados a una instauración tardía».
Referencia bibliográfica: Li Wang, Eric B. Larson, James D. Bowen and Gerald van Belle. Performance- based physical function and future dementia in older people. Archives of Internal Medicine 2006;166:1115-1120.
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