Durante mucho tiempo se ha creído que el sistema nervioso central (SNC) impedía la entrada a los elementos del sistema inmune, al ser éste una posible amenaza para las redes neuronales, considerándose que las células autoinmunes eran un peligro al poder inducir enfermedades autoinmunes, y su presencia en el cerebro de individuos normales se podría deber a una incapacidad para eliminarlas.
Estudios recientes demostraron que las células T dirigidas hacia los componentes del SNC no atacan al cerebro, sino que reclutan a las células inmunes residentes en él para combatir a las sustancias tóxicas procedentes de tejidos nerviosos dañados.
Estudios más recientes mostraron cómo las ratas mantenidas en un entorno rico y con estimulaciones mentales y oportunidades para la actividad física tenían aumentada la formación de células nerviosas en el hipocampo. Los autores del artículo que ahora publica Nature Neuroscience repitieron estos experimentos con ratones SCID (Severe Combined Immunodeficient Mice, ratones con inmunodeficiencia grave combinada), a los que les faltan las células T y otras células importantes del sistema inmune, y encontraron que en tales ratones se formaba un número significativamente inferior de nuevas células nerviosas. Al repetir de nuevo el mismo experimento con ratones que poseían todas las células importantes del sistema inmune menos las células T, comprobaron que el problema continuaba, lo que servía para confirmar que las células T ausentes eran un requerimiento esencial para la neurogénesis.
Los investigadores inyectaron a continuación a estos ratones células T, con la intención de completar su sistema inmune, y vieron cómo la renovación celular se recuperaba parcialmente en ellos. Las células T específicas que ayudaron a la formación de nuevas neuronas eran aquellas capaces de reconocer a las proteínas del SNC. Además, los ratones que poseían estas células T específicas rendían mejor que los otros en las tareas de memoria.
En estos experimentos, las células T específicas del SNC se mostraron necesarias para el aprendizaje espacial y la memoria, así como para la expresión de factor neurotrófico cerebral en el gyrus dentado, lo que implica que subyace un mecanismo inmuno-asociado común bajo diferentes aspectos de la plasticidad y de la renovación celular del hipocampo en el cerebro adulto.
Referencia bibliográfica: Yaniv Ziv, Noga Ron, Oleg Butovsky et al. Immune cells contribute to the maintenance of neurogenesis and spatial learning abilities in adulthood. Nature Neuroscience 2006. doi (digital object identifier):10.1038/nn1629.
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