Un amplio estudio retrospectivo de cohorte, publicado en el último número de la revista Neurology, demuestra que el padecimiento de factores de riesgo vascular aumenta el riesgo de padecer demencia en la vejez.
Los autores llevaron a cabo un estudio de cohorte retrospectivo con 8845 participantes, todos ellos pertenecientes a una organización de asistencia sanitaria, que habían sido objeto de evaluaciones de su estado de salud entre 1964 y 1973, cuando tenían edades comprendidas entre los 40 y los 44 años.
Los factores de riesgo vascular examinados han sido el colesterol total, la diabetes, la hipertensión arterial y el tabaquismo, y los diagnósticos de demencia se averiguaron mediante los registros recogidos desde enero de 1994 hasta abril de 2003 en los historiales clínicos de los participantes.
Los investigadores identificaron en este estudio hasta un total de 721 casos de demencia (el 8.2% de los participantes). Cada uno de los factores de riesgo padecidos durante la madurez (el tabaquismo, la hipertensión, el colesterol elevado y la diabetes) se asoció a un aumento del riesgo de demencia de entre un 20% y un 40%. Se diseñó una puntuación del riesgo vascular compuesto, que incluyese a los cuatro factores de riesgo estudiados, y se asoció con demencia de un modo dosis-dependiente (nosotros disponemos de una calculadora de riesgo vascular que también incluye los factores de riesgo que se evalúan en este estudio).
En comparación con los participantes que no habían padecido factores de riesgo vascular, el riesgo de demencia aumentó desde un 27% para los pacientes con un solo factor de riesgo hasta un 137% para aquellos que habían padecido los cuatro factores a la vez.
En base a estos resultados, los autores afirman en sus conclusiones que:
«La presencia de múltiples factores de riesgo cardiovascular durante la madurez aumenta sustancialmente el riesgo de demencia en la vejez de una manera dosis-dependiente».
Referencia bibliográfica: R.A. Whitmer et al. Midlife cardiovascular risk factors and risk of dementia in late life. Neurology 2005;64:277-281.
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