La identificación de fases preclínicas de la enfermedad de Alzheimer (EA) en sujetos de edad avanzada con alto cociente intelectual (IQ) requiere métodos más sensibles que los utilizados en el abordaje estándar.
En este estudio, publicado en el número de enero de 2004 de la revista Neuropsychology, los investigadores demuestran que la utilización de valores de corte más elevados en los test neuropsicológicos aumenta la sensibilidad de los mismos.
Los autores analizaron la funcionalidad de 42 ancianos con IQ igual o superior a 120, midiendo su capacidad cognitiva mediante test de expresión verbal, memoria y procesamiento visuoespacial. Las evaluaciones se llevaron a cabo en la línea basal del estudio y a los tres años y medio.
Determinaron qué punto de corte predecía mejor el declive cognoscitivo: el estándar derivado de estudios poblacionales generales, o el ajustado para IQ elevado midiendo los cambios frente al nivel más alto de capacidad individual. Comprobaron entonces que mientras la norma estándar atribuía normalidad a todos los sujetos, la norma modificada con puntos de corte más altos indicaba que 9 de los participantes tenían trastorno de la función ejecutiva, 11 tenían deterioro de memoria y solo 22 puntuaban en el rango normal.
Tres años y medio más tarde, 9 de los 11 individuos que habían mostrado deterioro de su memoria conforme a los test corregidos para el IQ, presentaban deterioro cognitivo. Seis desarrollaron Deterioro Cognitivo Leve, y (dos años después de haber sido enviado el estudio a Neuropsychology para su publicación) cinco de los 11 sujetos habían desarrollado EA. Solo 3 de los participantes con memoria normal presentaban ahora declive.
De la misma forma que algunas personas con IQ bajo pueden ser diagnosticadas erróneamente de demencia cuando en realidad no la tienen, los sujetos con una mayor capacidad previa pueden ser clasificados como normales durante hasta tres años antes de que empiecen a mostrar deterioro cognitivo con los test estandarizados. En tal caso, estarían en riesgo de no recibir a tiempo la intervención terapéutica necesaria.
Referencia bibliográfica: Dorene M. Rentz et al. Use of IQ-adjusted norms to predict progressive cognitive decline in highly intelligent older individuals. Neuropsychology 2004;18:38-49.
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