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La ingesta de vino, asociada a menor riesgo de demencia: el «agua de la vida»

La ingesta de vino se ha visto asociada a una menor incidencia de demencia en un estudio que publica la revista Neurology en su número del 12 de noviembre de 2002.

Los autores extrajeron esta conclusión a partir de los datos de la tercera oleada del Copenhagen City Heart Study (1991 a 1994) entre participantes con 65 años de edad o más. 83 de estos sujetos fueron diagnosticados de demencia, y los restantes (1626) se utilizaron como control, y se evaluó en ambos grupos tanto la ingesta de alcohol como el tipo de alcohol ingerido durante los 15 años previos.

La ingesta media total semanal de alcohol no mostró un efecto significativo sobre el riesgo de demencia. Concretando en el tipo de alcohol ingerido, la ingesta de licores no mostró asociación significativa alguna con el riesgo de demencia, mientras que la ingesta mensual de cerveza tuvo una asociación significativa con un mayor riesgo de demencia y la ingesta semanal y mensual de vino se asoció significativamente a un menor riesgo de demencia. El riesgo no difirió entre hombres y mujeres.

Los autores concluyen que la ingesta semanal y mensual de vino se asocia a un menor riesgo de demencia, pero añaden:

«Los resultados no indican que la gente debería empezar a beber o a aumentar el consumo de vino para evitar la demencia, sino que sugieren en su lugar que ciertas sustancias contenidas en el vino pueden reducir la incidencia de demencia».

En un editorial que aparece en el mismo número de esta revista, el doctor John C.M. Brust (del departamento de Neurología del Harlem Hospital Center de Nueva York) recuerda que hay suficiente evidencia ya publicada acerca de que el consumo de alcohol está directamente relacionado con deterioro cognitivo tanto de manera directa (al ser neurotóxico) como indirecta (síndrome de Wernicke-Korsakoff, traumatismo craneoencefálico, insuficiencia hepática...), así como con pérdida neuronal y atrofia cerebral, todo ello sin que se haya podido determinar una dosis umbral diaria de alcohol que pudiera ser segura.

Sin embargo (y en línea con los autores del estudio) admite:

«Éste es un informe provocador que aporta la evidencia de que desde luego hay algo específicamente beneficioso en el vino»

y añade:

«Durante la Edad Media las bebidas alcohólicas eran llamadas aqua vitae -agua de la vida. En el caso del vino, tal reputación puede ser atribuída más apropiadamente a su flavonoide que a su contenido de etanol».

Referencia bibliográfica: T. Truelsen et al. Amount and type of alcohol and risk of dementia. Neurology 2002;59:1313-1319.

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Referencia bibliográfica: John C.M. Brust. Wine, flavonoids and the "water of life". Neurology 2002;59:1300-1301.

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