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Ingesta elevada de vitaminas C y E y reducción del riesgo de enfermedad de Alzheimer

Una ingesta elevada de vitamina C y vitamina E en la dieta puede reducir el riesgo de enfermedad de Alzheimer, según un estudio publicado en la revista JAMA (Journal of the American Medical Association) en su número correspondiente a junio de 2002.

Se llevó a cabo la investigación sobre un total de 5395 sujetos participantes en el Estudio Rotterdam, un estudio poblacional prospectivo holandés. Los sujetos fueron reclutados entre 1990 y 1993, teniendo entonces todos ellos un mínimo de 55 años de edad. Ninguno de ellos padecía demencia ni estaba institucionalizado al comienzo, y su dieta podía ser valorada en todos los casos de manera fiable.

Los participantes fueron examinados nuevamente entre 1993 y 1994, y entre 1997 y 1999, además de ser monitorizada de manera continua la posible incidencia de demencia entre ellos.

Se evaluó la incidencia de enfermedad de Alzheimer entre los participantes basándose en los criterios de demencia de tipo Alzheimer del DSM-III-R (tercera edición revisada del manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) y en los criterios de enfermedad de Alzheimer del NINCDS-ADRDA (National Institute of Neurologic, Communicative Disorders and Stroke - Alzheimer's Disease and Related Disorders Association), y se midió en todos los casos la ingesta dietética de β-caroteno, flavonoides, vitamina C y vitamina E.

Tras un seguimiento medio de 6 años desarrollaron demencia 197 participantes, de los cuales 146 fueron diagnosticados de enfermedad de Alzheimer. Tras ajustar los resultados para edad, sexo, puntuación en el MMSE (Mini-Mental State Examination) de Folstein a su entrada en el estudio, ingesta de alcohol, nivel educativo, hábito tabáquico, índice de masa corporal, ingesta diaria energética total, presencia de placas de ateroma carotídeo y uso de suplementos de antioxidantes, la ingesta elevada de vitamina C y vitamina E se asoció a un menor riesgo de enfermedad de Alzheimer.

Entre los fumadores activos la relación fue más pronunciada, y estuvo presente también para el β-caroteno y flavonoides. La asociación no varió en función del nivel educativo ni del genotipo APOE (Apolipoproteína E).

Ya con anterioridad existían estudios de laboratorio sugiriendo que el estrés oxidativo podría contribuir en la patogénesis de la enfermedad de Alzheimer, deduciéndose que el riesgo de padecerla podría ser reducido mediante la ingesta de antioxidantes que contrarrestasen los efectos de dicho estrés oxidativo.

Referencia bibliográfica: Engelhart, MJ et al. Dietary intake of antioxidants and risk of Alzheimer's disease. JAMA 2002;287:3223-3229.

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