¿Qué puedo hacer ahora? (imagen decorativa)
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Para prevenir la sobrecarga del cuidador son necesarias varias condiciones:
De ahí la importancia que tienen tanto el apoyo familiar, que debe suponer un soporte integral y continuado, como el disponer de unos recursos asistenciales eficaces que, entre otras cosas, deben de ofrecer al cuidador, cuando sea necesario, el apoyo de otras personas (cuidadores formales e informales) que puedan sustituirlo en situaciones previamente acordadas.
Otro modo de prevenir la sobrecarga puede ser la utilización de los diferentes programas de intervención sobre el propio cuidador que se estén desarrollando en su entorno, entre los que destacamos:
El cuidador principal debe asistir a sesiones, generalmente conjuntas con otros cuidadores, en las que se le orienta sobre el modo de atender las necesidades del paciente.
Un profesional especializado, generalmente de las áreas de la Psicología o la Enfermería, imparte las sesiones en las que se comentan aspectos de la evolución de la enfermedad, cómo resolver determinados problemas, métodos más adecuados para cada situación, etc. En ocasiones se comenta el modo de utilizar algunos materiales que pueden ser útiles para paliar los déficits que se vayan presentando.
En estas sesiones, el cuidador aprende el modo de resolver las dificultades habituales del día a día (higiene, nutrición, agitación...), así como el modo de mantener un buen cuidado personal, resolver los problemas cotidianos, maneras de relajarse, y cómo reducir las situaciones estresantes, y a adquirir hábitos para planificar su actividad diaria.
Son sesiones para un solo cuidador o con los miembros de una familia, en las que se analizan y se da soporte a los problemas que puedan surgir en torno al cuidado del paciente.
Este tipo de atención dirigida a los cuidadores de pacientes de demencia o de la enfermedad de Alzheimer se basan generalmente en dos corrientes: la humanista y la cognitiva conductual.
La corriente humanista conlleva la comprensión de las situaciones y del por qué se producen. El cuidador siente que se le escucha, que se le comprende y se le ayuda a través del análisis de sus sentimientos y emociones.
La terapia cognitiva conductual orienta al cuidador de modo que pueda modificar los patrones del pensamiento y la conducta que interfieren en las relaciones con el paciente, para que pueda comprender y reconducir las situaciones cotidianas.
Son grupos de personas cuidadoras de pacientes con demencia o enfermedad de Alzheimer que se reúnen para intercambiar, ofrecer o recibir información sobre el modo de abordar mejor los cuidados a estos pacientes.
Estos grupos generalmente no están gestionados por profesionales de la salud, sino que son gestionados por los propios cuidadores o por los familiares de los pacientes.
Por lo tanto, en los grupos de autoayuda son los propios cuidadores o familiares de los pacientes los que marcan las líneas de actuación, compartiendo información y experiencias, y buscando entre todos posibles soluciones a los problemas.
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